martes, 25 de septiembre de 2007

todo lo que empieza, termina

Por lo general, las migrañas nos sorprenden, nos agarran desprevenidos. Si somos de los que tenemos aura previa, cuando ésta comienza decimos "¿justo ahora?". Si no tenemos aura, cuando nos duele pulsátil y nos queremos arrancar la cabeza, siempre es en el momento menos adecuado.

En realidad, cuando miramos hacia atrás, pasada la migraña, nos damos cuenta que estaban dadas todas las condiciones para que sucediera. O estábamos muy tensos, muy apurados, muy tristes, a punto de tener la menstruación, etc.

Muchas veces las migrañas nos "sirven" como la térmica que corta la luz cuando hay una sobrecarga. Es lo único que logra pararnos, hacer que nos quedemos quietos, que bajemos un cambio, o que nos quedemos en cama.

También, con el tiempo, logramos detectar señales previas, algunas que nos dan tiempo a parar un poco, respirar hondo y tranquilizarnos, y evitar así una migraña; otras que nos indican que en unas pocas horas (máximo) tendremos una migraña.

Cada uno tiene sus disparadores, hay personas que comen nueces, maní o pistacho, o agunos quesos fuertes, y les provoca una migraña. Hay otras que cuando pasan un rato con una luz fuerte en contra, el deslumbramiento termina en un aura, y por lo tanto una migraña.

Cada quien tiene sus señales previas, también. "Atracones", ganas de comer compulsivamente, principalmente harinas, o sueño, serie de bostezos.

Es bueno llevar un registro de migrañas, fecha, hora, dónde y cómo duele, qué había pasado, si tuvimos signos previos, etc. Esto nos va a permitir detectar cuáles son nuestros disparadores y cuáles nuestros indicadores.

Hay que vivir con las migrañas, podemos controlarlas, pero estarán con nosotros, seguido o en forma espaciada, hasta que comencemos a envejecer (parece que el endurecimiento de las arterias hace que las migrañas aminoren y después desaparezcan). Así que mientras más sepamos de NUESTRA migraña en particular, mejor podremos convivir con ella y controlarla.

Lo bueno, lo realmente bueno, es que a pesar de que durante el episodio de migraña lo único que queremos es que nos extirpen el cerebro, TODAS LAS MIGRAÑAS TIENEN UN FINAL. Más pronto o más tarde, pero en un momento se terminan, pasan. Y después no vamos a tener ese dolor mortal.

Es importante acordarnos de eso, sobre todo en ese tipo de episodios que nos duran días y días. ESTO TAMBIÉN PASARÁ. Y llegará el momento en que no nos duela la cabeza. Por un tiempo, quizá, pero a mí, al menos, saber que no seguirá para siempre, me ayuda a esperar...

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