lunes, 26 de mayo de 2014

domingo, 18 de mayo de 2014

No está

Ni cuando abro la puerta tengo que cuidar de no empujarlo por si está detrás, ni fijarme que se salga, o si tiene agua en su bebedero o comida en su plato...

No está.
No hay ningún gato en esta casa.
No hay nadie que me esté esperando.

Y esa es toda la verdad.

viernes, 16 de mayo de 2014

Adiós mi Junior

Mi Tigre de Patio, mi Perita de Café con Leche, mi Chucho, mi gato dulce...
Te voy a extrañar con locura.
Estás por toda la casa.
Fuiste siempre un sobreviviente, desde la primera vacuna que te hizo alergia y parecías un trapito mojado, pasando por los dos FUS, y la internación de octubre pasado.
Sé que ya no sufrís, que ya no tenés dolor.
Y sé también que te vas a encontrar con tu hermana, la Psicópata, que espero que te esté esperando con dulzura, como te merecés.
Te quiero, mi bigotón coludo, mi Junior...







Ya no hay dolor

Adiós mi Junior
Descansá ahora, caza pajaritos, toma sol...
Y dale a Lucy un enorme beso de mi parte
Te adoro

Me he quedado sin bigotones....

martes, 13 de mayo de 2014

Ultimo deseo...

Cuál es el último deseo de un condenado a muerte?
Si algún día yo tengo un dolor crónico, insidioso y persistente (como dice su veterinaria), les pido a quienes me quieren que no tengan dudas, que me pongan "a dormir", que no sientan culpa como siento yo, sepan sin dudar, que es lo correcto...

domingo, 11 de mayo de 2014

Una vez más

Señor, concédeme
Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
Coraje para cambiar las que sí puedo
Y Sabiduría para reconocer unas de otras

sábado, 10 de mayo de 2014

Las alegrías de un desahuciado

Si el veterinario dice: "olvidate de la dieta, no importa la insuficiencia renal, lo que importa es que coma", y uno tiene la opción de sorprenderlo con un pedacito de carne (muy bien recibido, por cierto), que luego podrá ser atún, alternado con alimento especial para convalecencia...
Pues por un lado es magnífico verlo comer, comer con ganas, con entusiasmo.
Y por el otro uno piensa: "que coma lo que quiera y pueda, por el tiempo que le quede".

Ay que duros los cuidados paliativos! Que difícil la resignación!
Cuánta tristeza....

miércoles, 7 de mayo de 2014

Mi Junior

Sí, tiene 17 años, insuficiencia renal crónica, sobrevivió una insuficiencia renal aguda en Octubre, tiene un tumor que le crece como si fuera un alien entusiasta...
Pero cuando deja de comer, está flaco, y cuando come, una vez cada día y medio, vomita, me pregunto si le duele, si sólo está pachucho por la edad, si se siente mal y no sabe cómo decírmelo.
Y me siento en el piso a su lado y le doy yogur con cucharita, y pido que suceda un milagro y nos podamos comunicar y yo pueda entender qué siente, qué quiere y qué necesita.
Cómo quisiera creer en dios en estos momentos, cómo quisiera saber qué tengo que hacer, cómo ayudarlo....

domingo, 4 de mayo de 2014

Llorar

Y no, uno no llora siempre por lo que pierde.
Se llora también por los golpes recibidos, sobre todo los emocionales, sobre todo los inmerecidos.
Por la sensación de injusticia.
Por darse cuenta de todo lo que uno tendría que haberse dado cuenta, pero hace mucho, mucho tiempo.
Por haber estado tan sola en tantos momentos en que realmente, profundamente, necesitaba no estarlo.
Por haber intentado mantener vivo algo que no era ni brasas ni cenizas siquiera, y haber pensado que alguna chispa quedaba y que era posible lo imposible.
Por perder de golpe el velo que enturbiaba la vista e impedía ver que esa persona a quien uno veía como hermosa, interesante, inteligente, dulce, cariñosa y comprensiva, en realidad no es más que un egoísta, patético, mediocre, decadente, soberbio y envejecido hombre en absoluto nada más que común y corriente.
Y aunque odio sentirme víctima, lloro ahora, mucho, desde la tripa y al parecer, sin poder parar, lloro digo, porque fui lastimada, engañada, maltratada, y me repito, sin merecerlo, por aquél a quien le di más de lo que él merecía, por aquél a quien yo nunca dañé, por aquél quien no tiene el valor ni para pedirme perdón por haberme lastimado.
Y lloro también por sentirme tan estúpida, por seguir esperando ese pedido de disculpa, esperando al menos una explicación, las que no llegarán, obviamente, nunca.

Dicen que las lágrimas lavan el alma.
Yo ya no quiero llorar más.
No puedo parar.