jueves, 11 de febrero de 2010

Addenda a modo de ejemplo

Las noticias muestran los asaltos violentos de que son víctimas los choferes de colectivos, los dedos que les han cortado para robarles el anillo de casamiento, por ejemplo, y presentan a estas víctimas pidiendo soluciones del tipo de que haya patrulleros en los puntos oscuros y peligrosos del recorrido, por ejemplo.
Yo me quedo pensando en que el diseño de los colectivos cambió y mucho. Cambió a los fines de que haya más lugar para personas paradas, no sentadas; que haya más espacio para que los pasajeros puedan trasladarse desde la puerta de entrada a la de salida.
De paso, ya el colectivero no "corta boletos", con lo que no recibe dinero en efectivo, esto, para que no se distraiga de la conducción; ahora se paga el boleto a través de una máquina, que al parecer no resulta demasiado atractiva para los ladrones.
También se sacó, y esto es lo que me parece más importante, la puerta que anteriormente el colectivero tenía a su izquierda, de su único y personal uso. Esto es, si esa puerta siguiera existiendo, en caso de asalto el colectivero sólo tendría que cerrar las demás puertas, abrir la suya, y bajarse. Puede combinarse esto con algún tipo de cerramiento que impida a los pasajeros tocar al chofer, si de todas formas no hay que pagarle a él.
Digamos, que las modificaciones de diseño no están pensadas en función de las personas que son usuarios, en diferentes formas, de los colectivos. No son más cómodos para los pasajeros, y evidentemente no contemplan las necesidades de los choferes.
La solución que propongo no es demasiado complicada, y seguramente puede hacerse una modificación a los actuales vehículos sin necesidad de comprar uno nuevo.
Insisto en que los robos a los colectiveros no pasa por la recaudación del viaje, les roban sus efectos personales, su teléfono móvil, sus anillos, etc.
Este es el tipo de cosas que ocupan mi mente de a ratos.

Reflexiones en soledad

Bueno, algo pasa, no sé qué es. Todo lo que sucede a mi alrededor, cada uno de los pequeños sucesos, movimientos, palabras, miradas, noticias en la TV, afirmaciones en la radio, cada uno de ellos me desencadena una concentración absoluta, un nivel de foco de mi atención como si fuera lo más importante en mi existencia.
no me refiero sólo a esos momentos en que uno mira una noticia en la TV y le surge la urgente necesidad de comunicarles la propia opinión. De hecho, muchas veces ni siquiera tengo una opinión. Sin embargo, mi vigilia y mi alerta pasa del 100% en un evento, al 100% en el siguiente. No importa lo mínimo o intrascendente de lo que lo provoca, con lo cual es claro que es un estado subjetivo.
Es interés, es curiosidad, es involucramiento, aún cuando yo no llegue a poner en marcha ningún gesto tendiente a establecer interacción. Lo que por otro lado se ve inhibido por la dificultad de comprensión de mis palabras, resultado de los brackets.
Pero mi silencio, no sólo verbal, no denota desinterés. Todo lo contrario. Todo me llama, me atrapa, me resulta fundamental. A cada instante.

martes, 2 de febrero de 2010

Crisis de los 50


Ok, hice a los 37 la crisis de los 40, y a los casi 47 ya comencé la crisis de los 50. Así que, no sólo compré un antideslizante para el piso de la ducha, sino que comienzo por incluir acá una foto pertinente, ya iremos actualizando el tema....