miércoles, 21 de diciembre de 2011

Meet the new boss....

En palabras de The Who...
Sí, soplan los pamperos, recién comienzan en realidad. 
Ya algunos bigotones sensibles como yo sentimos que nuestro pelaje se despeina, y aunque tratamos de mantener la dignidad, el orgullo y la elegancia felina, hay momentos en que desearíamos ser tigres. O que algún tigre anduviera cerca y dispuesto...
Soplarán más fuerte, y veremos sangre, lamentablemente, en este caso es literal. Porque La Jungla arde, y aún no se comienzan a definir las direcciones de los vientos, y en estos casos sufren las serpientes, los tigres, los jabalíes, las jirafas, los elefantes y rinocerontes, pero sufren mucho más las fieras enjauladas, que, como ya habíamos dicho, por no tener otra cosa que hacer, se matan entre sí, o a sí mismos.
Perderemos en el camino también a enemigos y amigos, aliados y contrincantes. 
Quizá en unos meses podamos alegrarnos de algunos ahogados, no ahora.
Por ahora, tratamos de mirarnos la señal de la frente para volver a lamernos el pelaje y acicalar nuestra presencia. 
Sabemos que este es el efecto de las tormentas y tempestades de vientos, lo hemos pasado mil veces. Los mismos gestos, las mismas indicaciones, los mismos desplantes. En este tono, en otro - mejor o peor - pero hemos visto miles de veces suceder esto, a nosotros o a los de al lado. A veces nuestra memoria no nos ayuda, pero es verdad que hemos pasado por esto, y después de algunos personajes, ésto debería sentirse como una leve brisa....
Esperaremos, nos quedaremos quietitos, trantando de sostener los bigotes en su lugar; esperaremos, y arreciarán los vientos; esperaremos, y en algún momento el viento se volverá temporal y luego huracán, y luego pasará, de a poco, pero pasará. Todo siempre termina y todo vuelve a empezar.
"Esto también va a pasar", y como la bella yaguareté hizo, escribiremos esta frase una y otra vez, hasta que esto, también pase.
Fuerza, pequeños animales domésticos, elegantes gacelas y dulces cachorros de oso. Fuerza, bestias enjauladas, que lo único que importa en este momento es sobrevivir (en realidad, siempre es lo único que importa).
En fin, "meet the new boss, it's just like the old boss".

jueves, 8 de diciembre de 2011

Y si de Junglas hablamos...

Pues miren ustedes lo que apareció en la cocina de casa:

Aerolíneas

Sí, estimados, así se viaja en este país.
Si no hay paro de controladores de radares, será de pilotos, y en este caso, del servicio de catering, verán que elegancia.






miércoles, 23 de noviembre de 2011

de vientos, tormentas y tempestades

Comienza la temporada de vientos.
Ya El Jugador de Ajedrez pagó su cuota y se fué, dejando atónitos a aliados y contrincantes.
La Jungla toda está a la espera, temerosos, desconfiados, enojados o decepcionados, pero sin saber aún hacia dónde soplarán los pamperos esta vez.
El Boxeador, en medio de la contienda, pierde a su madre y pega la vuelta y se va... Nadie sabe si volverá, si se quedará a vivir otro tiempo en la Jungla o será sustituido por otro extranjero.
Los pequeños animales domésticos que vivimos en la periferia estamos parados. Parados. Algunos con cierta idea de cómo o a dónde dirigirse, otros con más dudas que certezas. Algunos se paralizan, otros escapan hacia adelante.
En fin.
Mientras, al Colo "su Señoría" le tira por la cabeza su pedido de revisión, le dice que la "constitución" no existe para personas como él.
Mientras, a un yacaré le da un preinfarto, sólo por haber aprendido a estar más cerca de los demás, y no poder tolerarlo.
Mientras, las fieras enjauladas deciden, por no tener otra cosa que hacer, matarse entre sí, o a sí mismas.
Mientras, hay hormigas y abejas que pretenden seguir tejiendo, seguir construyendo, seguir activas, aunque soplen tempestades.
Y la temporada de vientos recién empieza....

jueves, 3 de noviembre de 2011

Ella llora

Ella tiene 19 años, está en la ciudad del cielo sin estrellas, es un día cualquiera, a media tarde.
Hace poco tiempo que pegó un cambio radical de volante, y tiene el pelo corto y negro, y en verdad que no se siente muy segura en el mundo. Viste ropa común, y no la habitual en su subcultural mundo de hasta hace poco.
Decide ir a casa de un amigo, y otro amigo la acerca con el auto; le ofrece llevarla hasta la puerta y ella no acepta, son pocas cuadras, puede caminar.
Al bajar del auto, siente un escalofrío que la recorre justo en el momento en que pone el pie derecho en el pavimento, sin embargo toca la pata de conejo que tiene por llavero, y supone que eso la protegerá ante cualquier eventualidad, total, no son más de 6 cuadras.
Es la época de la policía maldita, en realidad el fin de la policía maldita, con el anterior Jefe recién metido preso y la tropa sin trabajo, con armas, y con los malos hábitos adquiridos en la gestión.
Ella camina, camina.
En una cuadra hay una cerca que aparenta que en la manzana hay una construcción, hay poca gente. Se cruza en esa cuadra a dos varones, aparentemente jóvenes, no como ella, pero de esa edad en la que ella no los llamaría "señores".
Como corresponde a una "señorita", al cruzarse y sentir sus miradas, ella mira al suelo - no hay que mirarlos a la cara, sería una señal que podría malinterpretarse.
Pero al llegar a la esquina, esos mismos varones se le ponen enfrente. Ella no logra ver sus rostros porque literalmente pegan a su nariz una credencial que difícilmente ella podría alcanzar a leer, por la distancia y el poco tiempo que le dan, pero le dicen que son policías y la suben a un auto.
Un auto, digamos, un Volkswagen escarabajo, de los que allá se llaman Vochito, blanco, recuerda ella.
Son tres. Uno maneja y claramente intenta que ella no le vea la cara. Ella está justo sentada atrás de él.
Los otros dos, uno a su lado y el otro en el asiento del acompañante, comienzan a gritarle, a increparla, apurados, afirmando que ella tiene drogas, que se identifique, que seguro es traficante.
Ella sólo tiene como identificación su credencial de la Universidad, que parece enojarlos más, le dicen "los estudiantes son los peores". Ella ya comenzó a llorar.
Dicen "registrarla", y la toquetean mientras ella llora a los gritos diciendo que no tiene nada. El que está a su lado mete la mano en el bolsillo del peto del jardinero de jean que lleva puesto, mueve su mano e irónicamente dice "es verdad que no tienes nada".
Pero entonces comienzan a decirle que se saque la ropa, que la tienen que revisar.
Ella llora, llora fuerte, tan fuerte que cada vez que pretenden estacionarse, los vecinos miran hacia el auto.
Ella pregunta por qué tiene que desvestirse, a lo que le contestan que los traficantes guardan la droga incluso en la vagina, y ella, llorando, gritando, dice "pero yo no soy traficante".
Todo es totalmente onírico, en cuatro manzanas ellos tratan de detener el auto y nuevamente tienen que volver a circular porque el llanto de ella llama mucho la atención. Ella no tiene ninguna duda de que este día, finalmente, va a ser violada.
Le preguntan a dónde va, y ella contesta sin dudar que va a su casa, le preguntan dónde es y ella da la dirección de su amigo. Se dirigen allá.
Llegados, le preguntan su nombre, le preguntan qué timbre deben tocar, y se bajan dos de ellos. El que maneja sigue intentando que ella no le vea la cara.
Los que se bajan tocan el timbre. Atiende la hermana de su amigo. Ellos preguntan por el Dr. Sánchez, ella pregunta quién lo busca, ellos dicen "Mario", ella pregunta "qué Mario", ellos contestan "La Policía". Ella pregunta qué quieren, ellos le dicen que traen a la hija del Dr. Sánchez que viene drogada, ella contesta que es imposible, ellos preguntan por qué, ella contesta "porque la hija del Dr. Sánchez soy yo". Ahí ellos le dicen el nombre de pila de ella, que sigue en el auto llorando, preguntándose cómo llegó a meterse en esa situación y cómo se hace para salir de ella.
Cuando ellos dicen su nombre, la hermana de su amigo, la verdadera hija del Dr. Sánchez lo repite en voz alta y le dice a la madre lo que está pasando.
La madre es una española republicana que se exilió en el País del Surrealismo, así que sale al balcón del 3er piso, y la llama a los gritos por su nombre.
En ese momento, cuando ella se da cuenta que hay alguien en el mundo que sabe que ella está ahí, que no ha desaparecido en las grietas del corrupto sistema policial, que ha vuelto a la realidad, deja de llorar.
Deja de llorar y se enfurece, y comienza a golpear la ventana del Volkswagen, gritando "ábreme la ventana, hijo de puta, ábreme la ventana".
El que conduce, al parecer intimidado o confundido por el curso que van tomando los acontecimientos, baja menos de 10 cms. la ventana. Y ella comienza a gritar: "Rosita, soy yo, me tienen secuestrada, dicen que tengo drogas pero no es verdad", con un volumen tal que se escuche en el balcón del tercer piso desde adentro de ese auto con sólo una franja de ventana abierta. Que se escuche en toda la cuadra, que se escuche en toda la ciudad.
Los policías, si es que lo son, cada vez se confunden más, y se nota que no saben qué hacer. Así que comienzan literalmente a no hacer nada.
El Dr. Sánchez baja, habla con ellos, quienes terminan, en serio, pidiéndole dinero para comprarse zapatos. Una vergüenza.
El les tira unos pesos, a ella la dejan bajar del auto. Sube con el padre de su amigo a la casa, donde la madre, Rosita, le prepara un té, y ella no sólo se siente cuidada y protegida, sino que una vez más, se siente una sobreviviente.

lunes, 24 de octubre de 2011

Querido Pepe

Queridísimo Pepe
Hace mucho que no te escribo, y hace ya varios días que tengo ganas de hacerlo.
Lo que sucede es que tiendo a pensar que vos estás cerca de tu hermano menor, y supongo que vos podrías contarle lo que pasa, y lo que pasa es re lindo, a vos te encantaría y a tu hermano también.
Mi socio está estudiando saxo, no le resulta difícil, y está inclusive comenzando a tocar canciones de Duke Ellington.
Te darás cuenta (y tu hermanito también) que eso me remite a mi adolescencia, cuando la normalidad era escuchar escalas en trompeta, que para mejor no permitían el uso de la sordina, así que si bien al principio resultaba difícil de escuchar, pues se me fue volviendo una sensación de lugar conocido, de hogar, de placer.
Así que eso quería contarte, Pepe, que ahora ando escuchando escalas en saxo y fragmentos de Ellington.....
Te extraño tanto como siempre

de deja-vu's y sensaciones oníricas

Repensando la sensación de la noche "Harry" en Montevideo, me dí cuenta que si bien en ese momento sentí que tenía un dejá vu, en realidad cada vez que me han asaltado (pocas veces por suerte) inmediatamente me inserto en una sensación onírica.
En realidad, siguiendo con lo que pensé, cada vez que me encuentro ante "La Situación", y por esto entiendo no situaciones de potencial muerte, sino aquéllas en que ya no se puede hacer nada, que son irreversibles, que no hay forma de salir bien parado, o a veces, ni siquiera hay forma de salir, lo que siento es que de golpe todo parece un sueño.
Será que sueño intensamente, y por eso estoy acostumbrada a soñar, incluso despierta; será que el aura migrañosa también me ha enseñado que "La Realidad" no es una sola, y puede ser percibida de muchísimas diferentes maneras; será que es la forma que tiene mi mente de "escapar" de lo "inescapable".
Obviamente que a continuación debería seguir la lista de las situaciones irreversibles, pero también obviamente, me las reservo.....

domingo, 2 de octubre de 2011

Qué se te dio por hacerte la Harry?

Eso es lo que preguntó mi socio al día siguiente, al enterarse por correo electrónico de mis aventuras en la ruta.
Y bueno, no sé realmente por qué reacciona uno como reacciona, pero ahí va la anécdota.
Decidimos, casi al final de arduas jornadas de trabajo en país vecino, ir juntos a cenar. Eramos un grupo grande, casi podríamos decir importante, no tanto en número sino en composición; de los locales iban: un asesor del Ministro de Interior, un Subsecretario de Salud, un Coordinador de un Area específica y una psicóloga que depende del asesor nombrado; de los visitantes: la coordinadora de ONU del tema que nos compete, un representante de Brasil, una de Chile, dos compañeros míos de Salud y quien les habla.
En fin, caminando por la ciudad vieja, rumbo al mercado del puerto (digamos, que no es zona para caminar de noche, aún siendo un grupo grande), damos la vuelta en una peatonal, y por el rabillo del ojo (del entrenado ojo) alcanzo a ver un grupito de "pibes chorros" acompañados de 2 o 3 chicas, no sé si alguna con un bebé y otra embarazada, pero algo así. Escucho sus voces y me parece que se separan de las mujeres.
Giro la cara y le digo a la compañera de ONU "tengo un dejá vu". Inmediatamente, en términos del Güero Dávila según Pérez Reverte, me doy cuenta que ya estamos en La Situación.
Los chicos (no tan chicos, por ahi de 17 promedio) nos rodean, yo percibo que uno de los muchachos de Salud está a mi derecha con la espalda contra la pared y considero adecuado pegarme a él en misma posición. No puedo decir qué hicieron los demás, no alcancé a registrarlo.
El pibe que estaba frente a mí (sí, total estereotipo, morocho, campera deportiva, zapatillas, etc.), hace con la mano bajo la campera como si tuviera un arma y no sé qué es lo que me dice, a lo que yo le digo por primera vez "no, pibe". De ahí, comienza a tironear de mi cartera - él de un lado y yo del otro por supuesto - , y alcanzo a escuchar a la chilena y la psicóloga local que gritan que les arrebataron la cartera. Yo sigo tironeando y, mientras voy haciendo el inventario mental de lo que hay dentro de mi cartera, sigo diciendo "no, pibe. no, pibe".
Aparentemente, según me cuentan después y los dolores que tengo al otro día, hice mucha fuerza, no sé si los compañeros varones se acercaron, el resto de los pibes chorros decidieron que era momento de irse, el caso es que escucho que uno le dice al que tironea conmigo "vamos, vamos", y éste suelta la cartera y se van.
Con toda la adrenalina y sentimientos varios, los locales dicen que a media cuadra, dando vuelta la esquina hay una comisaría, y ahí nos dirigimos. Al llegar a la esquina veo cerca a las chicas que había visto con los pibes, y me acerco y les digo: "Chicas, un favor, si ven a los que nos robaron las carteras, díganles por favor que nos tiren los documentos cerca de la comisaría, si? Gracias". Y sigo mi camino.
Efectivamente, no sé cuánto tiempo después, mientras las damnificadas hacían la denuncia correspondiente, una hacía llamados por un celular de otro a su familia para que bloqueara el celular, reportara las tarjetas, etc.; y la coordinadora de ONU hacía llamados a localidades diversas intentando reportar la tarjeta de crédito chilena, yo, con algunos de los varones, fumando afuera de la comisaría, veo a las chicas en la esquina (ni en pedo iba a levantarme a hablar con ellas), y a continuación un señor mayor con un muchacho vienen desde allá a entregar en la comisaría los documentos de la chica local. Obvio, ella a llamar a su familia que no reportara las tarjetas, que se las habían devuelto.
En fin, de ahí, a un barrio más "elegante", a cenar y por insistencia mía a "ingerir alcohol", que es la mejor receta que un especialista en adicciones puede prescribir en una situación así.


fotos del camino

sábado, 10 de septiembre de 2011

quedarse solo

Mis amigos se fueron casi todos
los demás partirán después que yo
lo siento porque amaba su agradable compañía
pueblo mío, te dejo sin alegría

miércoles, 7 de septiembre de 2011

On the road again 5 de Septiembre de 2011

Estiro mi cuerpo y mi alma como si se tatara de una masa elástica difícil de que se rompa. Los muevo, engroso, acomodo y amaso conforme lo que el mundo me requiere en ese momento.
No es importante lo que para mí es primordial, y así pasa tiempo y tiempo, hasta que no sé cuánto tiempo ha pasado, despertando mucho antes de lo que mi cuerpo me pide, y mirando el reloj y apurando haceres y decires para que entren en ese nuevo estiramiento.
Obvio resulta que ese esuerzo requiere aceitar la maquinaria, o la masa en este caso, y así, recubriendo por momentos con tergopor para evitar golpes, lastimaduras y por tanto, dolor; agregando a la harina de base lo que el entorno provee o acerca, sin considerar lo que en verdad uno necesita, o desea o quisiera.
Y así pasa tiempo y tiempo, hasta que no sé cuánto tiempo ha pasado, durmiendo casi cada noche en un lugar diferente, descubriendo que esta almohada es mejor que aquélla que finalmente era buena, en algún lugar que ya no distingo. Lástima.
Pero la masa no sólo lleva de base harina y agua, en algún punto también se le agregó levadura.
Y un día te mirás al espejo y no entendés qué pasó, cuándo sucedió eso, y no te gusta tu imagen, y no te reconoces en ella, y ese es sólo el principio, porque no es sólo por fuera que no te reconocés, porque te encontrás haciendo y diciendo mecánicamente cosas que no se parecen en nada a lo que pensás y/o sentís.
Ah, desandar caminos, encotrarse con uno, reunirse con su mente y su corazón. Seguro que esto demora más que el proceso de perderse.
Pero también el cuerpo decide ejercitar su resto de autonomía, a pesar de lo que uno pretende imponerle, y es así como uno, que ha pasado más años de los que resultan saludables pendiente de cada indicador o señal corporal, comienza a notar, en en el medio de EL TODO, que el cuerpo está diferente, no enfermo, no molesto, diferente. Se siente como algo que uno no conoce, o algo que olvidó.
Y no importa entonces lo que uno pretenda estirar el rendimiento de la masa, uno, que ya ha perdido la noción del tiempo, no recuerda cuándo fue la última vez que necesitó usar de golpe el abanico, puiendo sólo situarlo ente una y otra geografía. Y entonces, no entiende qué decidió hacer el cuerpo, no comprende las señales.
Y cuando al fin dejas de presionar la masa y pretender amasarla, cuando la dejas que leve si quiere, o no, ahi el cuerpo decide, y encima te dice a la cara: "Esta vez te soprendí, eh?" y sí, cualquier cosa esperaba, menos volver a la adolescencia precisamente frente al mar.

Homeward Bound 28 de agosto de 2011

Otro avión, otro ómnibus, otro vehículo oficial que nos va a buscar o nos lleva a/o desde el aeropuerto, terminal, lo que esta vez toque.
No distingo una habitación de un hotel o de otro, ni aún del mismo en cada ocasión. No recuerdo cuuándo fue que se canceló un vuelo y nos mandaron de vuelta al lugar de donde veníamos, o, como diferencia interesante, a un hotel espléndido, por unas horas y un plato de comida.
Se me mezclan caras, situaciones, comentarios e historias que nos han contado, anécdotas de los críos de cada habitante de La Jungla que nos ha recibido, atendido, mimando, y ayudado a sentirnos en y de casa, lo que no es menor si en algo como dos meses pasás en tu casa algo como una semana.
Confundo lo que dije en un lugar y en otro, y hasta cuando quiero decir Güemes, digo La Pampa. No sé cuál de los grupos de cursantes conocen ya cada teoría, cada anécdota, si ya lo dije 3 veces, pero fue en otra geografía.
Creo que Augé llama a esto "sobremodernidad", a estar permanentemente en tiempo presente en muy diversos espacios; quizá se refiera a otra cosa, porque cuando el lugar donde uno está parado / sentado / comiendo / durmiendo, cambia continuamente, lo que realmente se pierde primero es la noción del tiempo, y ahi sí que no sabes si hace 2 meses, 2 semanas o 2 años que estás viajando...
Hoy, aquí y ahora, amanece en la ruta una vez más.
Y como me dijo un domesticado y cariñoso puma, quizá lo que necesito par despertarme temprano bien y de buen humor, es dormir siempre en un ómnibus.
Ah, también pasé frío en la Jungla mesopotámica que habitualmente es un horno, y me contaron allá que cuando el viento sopla fuerte en serio, vuelan las víboras, coo en un cuento de García Márquez...

martes, 9 de agosto de 2011

Postales Urbanas

Camino por la calle, una calle común y corriente, una calle de barrio, sólo que a dos cuadras de la Av. Corrientes. Camino por la vereda, rota, como corresponde a una calle así, sucia, igualmente.
De pronto, escucho cantidad de pajaritos piando, gritando, cantando, y miro hacia todos lados, a ver de dónde viene ese sonido, y para gran sorpresa de este felino urbano, hay una tienda de animales, donde venden aves.
No sé cuántos años hace que no veo algo así, y antes de poder recuperarme de esa sorpresa, me encuentro con otra: de dentro del negocio sale volando una paloma!!
Paloma solidaria? visitante de presos? hambrienta con intenciones de robar la comida de quienes ahí habitan? o simplemente curiosa como yo?
Sale volando y vuelve al cable donde la esperan sus hermanas.
En fin, "go ahead, make my day"....

martes, 26 de julio de 2011

Cada bicho....

Realmente hay cada bicho caminando por la jungla...
Más allá de ver, aparte de la fauna habitual, una garza blanca en el medio de la nada, o un buho pequeño cazando insectos, o inclusive algo que no sé si era una tarántula o una araña pollito (que pudimos ver gracias a que uno de los guanacos de esa zona iluminó con su celular, para luego ni tomarle una foto ni pisarla, sólo empujarla con el mismo celular para que continuara su camino).
Más allá de eso, digo, hay "visitantes", "turistas" en la jungla, que se acercan con mayor o menor respeto, que tienen o no prejuicios, o que simplemente no notan qué tanto estorban a la vida cotidiana, llenando de preguntas estúpidas un medio en el que perder el tiempo con estupideces no está bien visto (perder el tiempo en algo placentero sí).
En fin, que una foto del camino me sirve para ilustrar lo que hoy siento...

viernes, 8 de julio de 2011

Pumas en la puna

Luego de renovar las alas metálicas, logramos llegar al norte, al noroeste para ser más exactos.
Es verdad que me rompieron una rueda de la valija y me perdieron el necesaire con las cosas de baño y toilette, que apareció recién a la noche, mientras habíamos llegado al amanecer.
También es verdad que descubrimos rápidamente que Güemes es un pueblo ideado y gerenciado por Kusturika, primero cuando llegamos al Hotel, que no sé por qué le pongo la mayúscula, ya que es uno de los lugares más sórdidos que he pisado en los últimos veinte años, incluyendo las villas en donde he caminado, pero que en este caso había que quedarse a dormir y pretender bañarse, lugar en el que daban ganas de no prender la luz para no ver la mugre y lo decrépito del sitio.
Igual de rápidamente aceptamos alojarnos en ese inmenso páramo recién construido para ser próximamente terreno de Jungla, previo pedir permiso al Oso Mayor, así que al menos, lo que limpiamos fue para estrenar bañadera, colchones, sábanas, almohadas, etc.
Así como en casa nos instalamos, pequeño par de gatos domésticos que pretendemos camuflarnos como pumas. Así los jóvenes habitantes de este extraño paraje nos reciben, sorprendidos de que nos organicemos solas el desayuno (con comentario entre ellos "desayuno americano" incluido), pero que después lavemos nuestros platos; extrañados de vernos conectar artefactos para lograr los climas en los que trabajamos, y después exigir, en tono jerárquico, que nos entreguen una escoba para barrer el espacio que ocupamos estos dos días.
Esto es lo primero que ví esta mañana, antes de desayunar:

Pero también habíamos logrado el primer día ir a la ciudad, salir de la - en esta ocasión - aislada Jungla, donde no sólo charlamos por largo rato con un "pibe" que se había rehabilitado en una cuasi secta, de la que hablaba profusamente, elogiando la importancia que para él tenía el hecho de que Ellos tomaran las decisiones por él, ya que él se había equivocado tantas veces en su vida, no importa que hace 7 años que comenzó su tratamiento; también ahí, tuvimos encuentros cercanos no del tercer tipo, sino sanitarios, por ejemplo con una persona en un baño de un bar, que dedicó más de media hora a charlar con una de nosotras sobre, cómo se había formado como enfermera en la Gran Manzana, terminando con un efusivo deseo de "buena estadía", al mismo tiempo que hacíamos uso de las instalaciones en cuestión.
Ahí, obviamente, como buenos bigotones turísticos que somos, nos hicimos la foto de rigor, que sigue ahora:
La vida siguió manteniéndose en el mejor estilo Kusturika, cuando ayer, para volver a nuestro apartado alojamiento, tomamos un remís, que se caía a pedazos, literalmente, es decir, cada 2 o 3 cuadras, hacia "crak", como si se estuviera rompiendo alguna parte del auto. Para mejor, a mí me cuesta entender el acento local, con lo que no me extrañaba no entender lo que mi hermana hablaba con el chofer. Lo que me extrañó fue el tono de ella cuando le preguntó: "de la India sos???".
Sí, estimados, de la India, como si fuera un taxista en Nueva York. No se le entendía más de la mitad de lo que hablaba, y no contestaba más de la mitad de las preguntas que le formulamos.
Sólo hoy, charlando con locales del Pueblejo, nos enteramos que hay una importante comunidad hindú radicada en este lugar en particular, no en la ciudad capital, sino en este mismo e importantísimo pueblejo; que hace más de 30 años que se han establecido acá, y que son considerados personas muy gentiles, trabajadoras y amables.
En fin...
Seguimos

domingo, 3 de julio de 2011

Vuelvo a casa

Amanece en la ruta...
Segunda vez, (tercera?) que miro el amanecer haciendo un trayecto importante sobre ruedas en vez de volando.
En este y el anterior amanecer, resulta que despertarme temprano me es placentero,a diferencia con el resto de mi vida.
Acá, por segunda vez, disfruto del dormir de los demás mientras prolijamente me hago la toilette, me peino, lavo y acomodo como pequeño felino doméstico que soy.
Sí, quisiera un café, pero esta vez no entiendo dónde ni cómo obtenerlo, será la poca experiencia en viajes así.
Y esta vez, no me relacioné con nadie aparte de la hermana que viaja conmigo.
Ella duerme.
Satisfechas ambas de habernos sentido en casa, mimadas, cuidadas, queridas y atendidas, por el pedacito de familia que hemos construido ahí; contentas de haber logrado un espacio entre águilas, guanacos, orangutanes, buhos, pumas, algunos jóvenes y otros no tanto, de haber capeado los embistes de groseros cerdos y de serpientes que parecen haber perdido la razón...
Pero mucho más contentas de haber logrado, justo antes de terminar el viaje, sentarnos juntas, solas, y hablar, y desarmar los nudos y marañas que se habían formado entre nosotras, y sacar esas telarañas para poder, entonces, abrazarnos y disfrutar juntas de lo que habíamos hecho y vivido.
Vuelvo a casa...

jueves, 23 de junio de 2011

En el camino...

Aproximadamente 22 de Junio. Hace un rato eran las 7 de la mañana. Recién estábamos en Bahía Blanca, a pesar de haber viajado ya 11 hrs.
Ok, dormí, curiosamente una sola noche sin la placa de bruxismo es suficiente para despertar con una vincha apretada en la cabeza.
Desperté, pensé en la linterna, la encontré!!
Me lavé cara y dientes, me hice la trenza, y cuando el chofer paró en Bahía, otro caradura y yo bajamos a través de la cabina del conductor a fumar, a pesar de las intenciones del chofer, que claro, no abrió la puerta del pasaje.
Unos minutos, medio pucho, y la historia de quien viaja desde Orán, Salta ("casi frontera con Bolivia" dice) hasta Río Gallegos, a conocer a una chica que conoció en Internet, y también para ir a no-me-acuerdo-qué-pueblo en Ushuaia, lugar al que refiere como "no me resigno a no vivir ahí". Mmmm, de Salta a Ushuaia, soñando con vivir ahí, de Orán a Gallegos, a conocer una chica.
Tomo después un café en la oscuridad, sorprendente, no era tan feo como creí sería.
Casi todos duermen. Cada uno una historia, seguro, cada quien por algún motivo, dispuesto a pasar 20, 24, o 36 horas en un omnibus, rumbo a zonas cercanas al desastre de las cenizas del volcán chileno. Cada uno con su viaje, viajando en la oscuridad.
Mientras, yo escribo con la linterna, dirigiéndome a trabajar en lo que sé y me gusta hacer, pero también, rumbo al lugar donde mi socio aceptó que podría ser el lugar donde viviremos al jubilarnos. Mezcla de gustos, balance de necesidades: frío, patagónico, poco poblado, y al lado del mar.
Ah, el mar, allá vamos!!!

viernes, 17 de junio de 2011

Back to the Chaingang

Alegremente he vuelto al hormiguero central, donde, a diferencia del resto de los mortales, me siento totalmente en casa.
Por lo tanto, he vuelto, también alegremente, al subte, que nunca deja de asombrarme.
La chica que me ofrece el asiento, no sé si por vieja o por gorda - pensando que estaré embarazada!
El joven oficinista desparpajado, hundido en un libro, que al mirar atentamente, resulta titulado "La Anatomía en la Escultura Renacentista".
Nadie mira a nadie. Ni aún cuando un varón elige darme el asiento antes que usarlo él, y mientras me siento afirmo: "y luego dicen que no quedan caballeros". Ni siquiera él me mira.
Viejo Subte A, vagones "de entonces", que debieran ser patrimonio histórico (no se si lo son) pero seguir funcionando, como ahora. Pedazo de nostalgia de una madera que cruje suavemente al bambolearse en las curvas de esos, primeros, rieles.
Quedar detenidos porque en la estación siguiente alguien tuvo un ataque de epilepsia, y el empleado que nos insta a bajarnos porque "la ambulancia puede tardar 5 horas", quien obviamente desapareció cuando en 15 minutos reanudamos la marcha los testarudos que nos quedamos sentados.
En fin, caminar sonriente por el medio del hormiguero de Florida, mientras todos los demás se preguntarán por qué uno sonríe...
Como diría el Terminator: "I´m back!"

jueves, 19 de mayo de 2011

Una semana entre una manada de hembras

Intensa, la Jungla, como siempre
esta vez, disfrutando de la particular diferencia de incluirnos y ser aceptadas por una hermosa mezcla de fieras hembras, algunas cachorros de puma, algunos teros, alguna vieja lechuza, varias cachorritas de tigre...
la fiereza, la suavidad, la vulnerabilidad mezclada con esta capacidad que las hembras desarrollan par poder tener crías y cuidar de ellas, este equilibrio sutil entre el zarpazo y la disposición de lamer las heridas, propias y ajenas...
llenas de emoción transitamos este paraje de la Jungla, llenas de sentimientos, de lágrimas, de afirmaciones muy serias respecto a la forma en que se paran sobre sus patas, sus garras, sus suaves pezuñas de cervatillas...
una delicia, una responsabilidad enorme, recibir tanto, tanta intensidad emocional, tanta entrega, tantas ganas, tanta confianza, tanta apertura...
mientras tanto, discutir con cerdos y vacas que simulan tener un espacio que les corresponde en la Jungla, mientras uno nota que lo que no es del mar, en este caso, el mar debería haberlo escupido hace tiempo.
En fin, que la vida no es fácil en la Jungla, que acercarse y adentrarse lleva, curiosamente, a tomarle cariño a las fieras, particularmente a las pequeñas y jóvenes hembras, a sentir el deber de contribuir a cuidarlas.
Gracias, querida Jungla, por permitirnos cruzar la frontera y quedarnos dentro el tiempo suficiente para que nosotras, pequeños animales domésticos, podamos aprender de las fieras, podamos establecer vínculos de cariño con ellas, y quizá, espero, corresponde, deberíamos, poder cuidarlas.

domingo, 8 de mayo de 2011

Big Brother is watching you

Y sí, la creatividad humana afortunadamente no tiene límites.
Para muestra, un botón:

Marcadores de tiempo

Hace como diez mil cien kilómetros, estábamos en Entre Ríos.

Al menos pudimos ver el mar...

Y sí, el mar, a pesar de todo, siempre sigue estando ahí...

y no cualquier playa, que es de categoría eh?

martes, 3 de mayo de 2011

Corresponsal de Guerra

Como el trabajo de mi Socio está justo frente a uno de los lugares donde quemaron trenes, logramos estas maravillosas fotografías, sumadas al relato (que contradice la versión "oficial") de que había un tren lleno, esperando por mucho tiempo, hasta que avisaron por los altoparlantes que no iba a salir.
Cuando llegó el tren siguiente, venía repleto, desbordándose de pasajeros, por lo que quienes quedaron en la estación estaban a los gritos. Un muchacho de entre ellos, aprox. 27 años, entró a un vagón del tren que no salió, y prendió fuego a un asiento. Mi Socio afirma que fue impresionante lo rápido que tomó fuego todo el vagón.


jueves, 21 de abril de 2011

Surfin´ the Tsunami

Y sí, les debo una detallada explicación de esta temporada en La Jungla.
Aunque lo de explicación es medio raro, este es uno de los lugares donde uno busca y busca una cierta lógica, ya no digo que le busca lógica, sólo cierta lógica, y no, no la tiene.
Sabiendo esto, y habiendo pasado por varias tormentas en La Jungla, estando listas para el Año del Gato que comenzó en febrero, y que para mí, Gato de Agua, suele representar cambios, buenos y malos, pero cambios, y eso para un Tauro no es bueno en realidad.
Así, digo, preparadas para sacar la tabla de surf y correr a sumergirse en el Tsunami, hemos arrancado el paseo por La Jungla, por varias partes de ella.
Muchos de los animales domésticos con los que me toca actualmente compartir espacios se encuentran paralizados, sin saber a dónde se dirigen, sin animarse a entrar a La Jungla, esperando que el Jugador de Ajedrez les de alguna indicación, misma que no pinta que vaya a aparecer.
Otros, como nosotras, seguimos caminando entre La Jungla, quizá también por demostrar que podemos, o por divertirnos con el efecto que produce.
Y así nos encontramos con elegantes pumas, profundamente ofendidos por lo grosero que se comportan cerdos y jabalíes; con torpes perros cimarrones que intentan disimular su condición, enmascarándola en elogios y frases amables; con pequeñas y orgullosas aves de pelea; y en fin, con nuestros queridos cervatillos, cálidos y dulces, con nuestros cachorros de felino que disfruta de la textura del pelaje, con nuestras águilas, tratando todos de hacer como si no pasara nada, y mientras, manteniendo su espacio prolijo, limpio, seguro, a prueba de atropellos provocados por chanchos, por iguanas y otras alimañas.
Entramos a y salimos de La Jungla, nos pasamos días enteros, disfrutamos cada paso. Tratamos de acariciar a aquéllas fieras, grandes y pequeñas, a quienes queremos y de quienes sabemos nos aprecian.
Tratamos con pequeños mamíferos y con serpientes de amplio cuello.
Y terminamos las semanas contentas, satisfechas, ronroneando.
Porque a pesar del Tsunami, a pesar de estar paradas en una tabla de surf en el tsunami, parece que a diferencia de los otros animales domésticos, La Jungla nos recibe con los brazos abiertos. Y nosotros entramos a disfrutar de las bienvenidas.

Jugando con mi bigotona psicópata

Hélas aquí, Rosita y Lucy, jugando como dos nenas, riendo, divirtiéndose ambas.
Tomadas de la mano, a pedido de mi bigotona psicópata.

viernes, 25 de marzo de 2011

Ella Camina

No sabe el nombre de la calle, básicamente porque ni siquiera ha levantado la vista de los baldosones de la vereda desde hace un rato largo.
No sabe cuánto tiempo hace que camina, no piensa en eso. En verdad no piensa en casi nada.
Comenzó a caminar cuando viajaba en un colectivo que nunca antes había tomado, por lo que no sabía por dónde iba y desde las ventanas no reconocía nada de lo que veía, y de pronto sintió la necesidad, la urgencia, la inminencia de bajarse. Se levantó, tocó el timbre y se bajó sin tener idea de dónde estaba.
Es verdad que en esa época había muchos lugares en los que ella no sabía donde estaba.
Caminó y caminó. En realidad no recuerda nada del camino. No tiene noción de cuánto tiempo pasó, ni por dónde caminó.
En un momento, miró alrededor. Lo único que pudo distinguir era que había anochecido, que estaba en una avenida, y que no sabía ni dónde estaba, ni cómo hacer para volver a lo que entonces era su casa.
Tuvo una idea, buena realmente, y entró en un bar, y se acercó al mostrador, y compró una de esas extrañas monedas ranuradas que entonces se llamaban "cospeles", y fue al teléfono público y marcó el mismo teléfono al que había llamado el día que llegó "acá".
Le dijo al que atendió el teléfono que estaba perdida, y él, bien pragmático siempre, le preguntó el nombre de las calles que formaban la esquina donde se encontraba el bar. Ella dijo "Lavalle y Callao".
Hoy se ríe al pensarlo. Quién se pierde en un lugar tan céntrico como "Lavalle y Callao". Además ya tuvo que pasar más de cuatro meses en la sala de espera de la terapia intensiva del sanatorio que está en esa esquina.
Pero entonces estaba perdida.
El le dijo que camine por Lavalle en el sentido contrario a los autos, hasta llegar a la Av. 9 de Julio, "reconocés la 9 de Julio?" preguntó.
Hoy se ofendería, pero entonces afirmó, "sí, gracias". Hoy también se pregunta cómo hizo él para no reirse.
En vez de eso, él le dijo que al llegar a la 9 de Julio, caminara hacia la derecha, que pasaría el Obelisco, y ahí ella sabría reconocer dónde era que estaba viviendo.
Así que ella se puso nuevamente a caminar, tal como le había indicado. Encontró que la 9 de Julio estaba mucho más cerca de lo que su imaginación podría haber concebido, particularmente con esa sensación de estar en Karajoistan, y dio vuelta a la derecha, y vio el Obelisco, y siguió caminando hasta entrar con enorme alivio al edificio donde vivía.

Fenómenos de la naturaleza

Si uno lo cuenta, parece mentira, y aún me reprocho no haberlo filmado, teniendo ahora toda la tecnología para hacerlo en el momento.
El martes pasado, a eso de las 11 de la noche, mirando TV con mi socio, entran por las ventanas del jardín, primero 3 mariposas de noche, luego 8, luego 25, luego un montonazo!!
Al principio estábamos sorprendidos, algunas se tiraban directamente a la lámpara de pie, y comenzó a oler muy mal.
Luego me fue dando horror y asco.
El living estaba lleno de ellas, mi socio decía "cambió el viento", mis bigotones coludos cazaron unas 5 y después se aburrieron, yo no podía creer lo que estaba pasando.
Digo, he visto venir esas libélulas grandes que llaman "aguaciles" que vienen en malón antes de una tormenta; he visto juntarse un montón de esos bichitos verdes que parecen grillos pero chiquititos, que los atrae la luz. Pero nunca había visto algo así.
Como era claro que las lámparas las "convocaban" a juntarse, prendimos las luces del jardín, la del patio interno, abrimos bien las ventanas y puertas, y apagamos las luces de adentro.
Al principio, a oscuras y con esas mariposas, palomillas, polillas (o como quieran llamarles), dando vueltas alrededor de uno, rozándonos al pasar, me sentía como Jodie Foster en "El Silencio de los Inocentes", encima estaba intentando comerme un yogur que había metido en el freezer.
Un asco.
Al rato, cuando decidimos irnos a dormir, cerramos todo.
El poste de luz del jardín estaba tapizado de ellas. En la habitación había unas 4.
Al día siguiente había 3 muertas en el descanso de la escalera, 5 en el living. Saqué por la ventana de la habítación otras 4. En la lámpara de pie, había cadáveres de más de 30.
En fin. Pregunté a vecinos, a nadie le había sucedido.
Rarísimo.

sábado, 19 de marzo de 2011

Gato Negro (de mis 18 años)

Hay días en que hasta el pelaje de mi gato negro se pone polvoso; eso me indica que ha llegado el momento de ventilar mi cerebro. Entonces, corro bien las cortinas para dejar entrar el sol en mi departamento, riego las plantas, y, a la vez que apago el tocadiscos, imagino que abro las dos orejas y dejo salir las ideas que hace tiempo comenzaron a amodorrarse.



Acaricio al gato, quien me mira como si no entendiese, yo sé que sí entiende, sólo espera que yo le explique con palabras, y dejo de pensar en la escuela, las partituras, y mis padres, tan lejos, por cierto.


A veces aprovecho el estado de ánimo para salir a caminar, es saludable dejar que el mundo entre a mi cabeza. Uno mira la gente, su mirada tan ausente al pagar el pasaje de un colectivo. Trato de imaginar su vida, su casa, su familia, trato de no pensar en la mía, a pesar del bien que me haría su presencia, pero no me siento sola.


En días como este, trato de no ver a mis amigos, pues, aunque parezca contradictorio, no me dejan relajarme. Con ellos necesito estar pensando todo el tiempo, inventando en el momento preciso, respuestas precisas a preguntas filosófico - existenciales angustiosas e interminables. Ellos siempre creen que yo estoy bien conmigo, que ya me encontré a mi misma, yo no se a que querrán referirse.


Trato además de comer algo suave, que no lastime mi úlcera, pero algo suficientemente condimentado como para traerme recuerdos simples... y recuerdo la época cuando tenía confianza y podía darme el lujo de hacer un examen de conciencia, teniendo por evaluadores a dos o tres amigos.


Pero, invariablemente, con este humor, trato de no obtener conclusiones, en ningún aspecto, pues tengo la certeza de que estaría equivocada; mejor, procuro apagar la luz una vez que las frazadas me cubren totalmente, porque, a pesar de todo, creo que todavía tengo un poco de miedo a la oscuridad.

Ser evaluador de una Tesis Doctoral....

Se dan cuenta???
Hasta mi coluda psicópata me dice "largá esa Tesis! no ves que es un plomazo??"
En fin, bigotona, coluda y piquetera....

domingo, 13 de marzo de 2011

cuando no sabes a donde vas, todos los caminos te llevan

Mi socio me dice que le llama la atención la forma en que yo me engancho con los desastres de la naturaleza, dice que hay personas que miran un poco la TV y luego dicen, ah, y pasan a otro tema.
Claro, tembló en Japón, 8.9 en la escala de Richter, con tsunami y riesgo nuclear...
Una de mis hermanas del corazón me cuenta que estuvo charlando con otras amigas y que comentaban que yo soy la persona más bella que han conocido, a lo que contesto que estoy pensando ir al cirujano plástico porque me joden las bolsas en las ojeras, las comisuras de la boca, las arruguitas en el labio.
Y hay más de 100 mil personas desaparecidas en la zona del terremoto...
Mi madre aparece citada en Wikipedia, con lo que para mí significa de grosso, y a ella le cuesta entender que es más importante que si apareciera en la Enciclopedia Británica, aunque claro, yo googlé a mi madre.
Sé lo que se siente estar en un terremoto, y que se caigan las casas, y que no haya luz eléctrica, ni teléfonos, ni agua.
No sé qué va a pasar con mi oficina, o si mi oficina seguirá siendo tan transitoria como los últimos 10 años, y estará conformada con la última tecnología, como ahora, un pen drive de 8 G. y un smartphone.
Y hacía 2 semanas yo le decía a mi socio que nunca había visto un tsunami, porque, claro, cuando lo tenés encima, no se puede filmar. Y ahora lo repiten y lo repiten en la televisión, sin que yo me canse de mirarlo.
Me sigue llamando un tigre viejo, que se resiste a irse de la Jungla, y hace lo que hacen todos, me da información de trapos sucios, viejos y nuevos, como si eso me hiciera acceder al Jugador de Ajedrez, o como si se lo fuera a decir, no sé muy bien por qué lo hacen.
Y los japoneses son tan ordenados que, a 2 días del gran terremoto, están informando los horarios de los transportes que habrá, los plazos en que habrá energía eléctrica, y además, que hay un 70% de probabilidades de que una de las réplicas tenga una magnitud mayor a los 7 grados.
En fin, como decía Silvio Rodríguez, la ciudad se derrumba y yo cantando...

domingo, 6 de marzo de 2011

Estudios científicos

Explican el mecanismo íntimo de los ataques de migraña

Responderían a un desequilibrio en la excitabilidad de las neuronas de la corteza cerebral

Viernes 18 de junio de 2010
Nora Bär


LA NACION

"Soy migrañosa. Uso la palabra con cuidado porque después de una vida llena de dolores de cabeza aprendí a concebirlos como parte de mí", escribió la novelista y poeta norteamericana Siri Hustvedt, esposa del escritor Paul Auster.

El texto de Hustvedt, que describe sus auras y tormentas nerviosas, resulta singularmente preciso a la luz de un trabajo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, que lograrevelar los engranajes íntimos de esta condición que, según se calcula, afectaría al 10% de la población y a dos mujeres por cada hombre.

Utilizando un modelo de ratón modificado genéticamente para hacerlo susceptible a un tipo de migraña llamada hemipléjica, los científicos mostraron que este trastorno, lejos de deberse a causas vasculares, responde a un desequilibrio en la corteza cerebral, en la que el predominio de neuronas excitatorias por sobre las inhibitorias condiciona un estado de hiperexcitabilidad y que esta sobreexcitación es consecuencia de una alteración en los canales de ingreso de calcio de neuronas que tienen impulsos nerviosos de larga duración. El estudio acaba de publicarse en una revista internacional de alto impacto, el Journal of Neurophysiology.

"Se podría decir quela persona que padece migrañas tiene un desbalance «de base» entre neuronas excitatorias e inhibitorias -explica el doctor Osvaldo Uchitel, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, perteneciente a la UBA y el Conicet, y jefe del grupo integrado por la doctora Carlota Inchauspe, Mariano Di Guilmi y Francisco Urbano, que firma el trabajo-. Es este desequilibrio el que condiciona la excitabilidad exagerada de la corteza cerebral, punto de partida de la reacción que produce el dolor de cabeza y otros síntomas asociados, como náuseas, dolor abdominal, intolerancia al ruido y a la luz, entre otros."

Uno de los rasgos característicos de la migraña es el aura, una sensación (por ejemplo, alteraciones visuales) que indica que está por sobrevenir un ataque. Según explica Uchitel, está probado que la producen descargas eléctricas descontroladas de la corteza cerebral, "que se agotan rápidamente y generan una depresión que se esparce como una mancha de aceite sobre una tela, a una velocidad de dos a tres milímetros por minuto".

Desde hace más de un siglo, los científicos veían varios puntos de contacto entre la migraña y la epilepsia (ambas presentan aura, hiperexcitabilidad y son episódicas), pero si bien para la segunda ya había modelos definidos en los laboratorios, no ocurría lo mismo para la primera.

"Como la migraña hemipléjica familiar surge de la alteración de un solo gen que dirige la síntesis del canal de calcio, uno de los controladores de la liberación de neurotransmisores, pudimos insertar esta mutación en el genoma de un ratón y crear un animal transgénico susceptible al dolor de cabeza -explica Uchitel-. Tener este modelo nos permitió estudiar aspectos básicos de la comunicación neuronal. Ya habíamos probado que, en la sobreexcitación, los canales por los que entra el calcio a las terminales nerviosas están alterados de tal forma que hay un mayor ingreso en todas las sinapsis y a la vez mayor liberación de moléculas excitatorias e inhibitorias. Sin embargo, subsistía una pregunta: si esa modificación estaba en todas las células, por qué se manifestaba como una excitación de la corteza y no como una inhibición."

La respuesta, según los científicos, es que el ingreso aumentado de calcio se da sólo en las neuronas cuyo impulso nervioso es de varios milisegundos de duración, pero no cuando dura un milisegundo o menos. "Como en algunas zonas de la corteza cerebral relacionadas con los síntomas del aura -detalla Uchitel-, las neuronas excitatorias tienen impulsos nerviosos de larga duración y las inhibitorias de corta duración, el mayor ingreso de calcio se da en las primeras y esto genera el desbalance de excitabilidad."

Estudios previos y observaciones clínicas habían mostrado que existiría un vínculo genético entre la migraña y por lo menos algunos cuadros de epilepsia. Según el doctor Alfredo Thomson, neurólogo del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y de Ineco, ya en 2007 un trabajo de L. Deprez y colegas, que se publicó en la revista Neurology , lo ubicaba en el cromosoma 9q. "Por otro lado -afirma Thomson-, hay también una vinculación farmacológica. Cuando los ataques de migraña se dan ocasionalmente, se tratan con triptanos, pero cuando son semanales o mensuales, dos de las medicaciones más efectivas para prevenirlos son antiepilépticos." Según el especialista, la tendencia actual es evitar este tipo de ataques para prevenir trastornos vasculares en el cerebro.

viernes, 4 de marzo de 2011

mi sobrina/ahijada

Sí, esta hermosura es mi sobrina.
Hermosa y terrible.
Inteligente y mimosa.
Al que dios no le da hijos....

y la tormenta siempre pasa

Sí, llega de golpe o de a poco. Ahora, confundida con la química - propia y adquirida - de formas que a veces desconozco. Pero llega cada tanto.
Y se instala, y puede estar como ruido de mar en el fondo, acompañándote todo el tiempo, desde que despertás hasta que te dormís, y despertás de nuevo con ella presente.
Y puede golpear con la furia del mar contra las piedras, y entonces no hay más que quedarse quietita, a oscuras, rogando que pase.
Porque uno sabe que pasa, que siempre pasa, en algún momento.
Pero durante la tormenta, pareciera que se va a quedar siempre así, y uno piensa que sería mejor que le extirpen el cerebro.
Y esta vez vino rara, vino quedito, de a poco, estando días y noches, mejorando una hora con la ayuda química externa, pero volviendo, presente, presente, presente. Y luego arreció, pasando a ser tormenta en serio, no sólo marea alta.
Y cuando dura muchos días, no es que duela más, es que uno se cansa del dolor.
Y si a varios días le sobreviene la tormenta, uno vuelve a pensar - despues de 30 años de convivir con la migraña - que uno tiene un tumor en la cabeza del tamaño de un huevo.
Y despertás a las 6 de la mañana que te explota el cráneo como si fuera la cáscara de una nuez, y uno sabe que no está en condiciones de llenar una jeringa y aplicarse una inyección, pero cómo le gustaría que alguien lo hiciera...
Y después te resignás, pensás que se va a quedar para siempre, y te quedás con ella.
Pero la tormenta siempre pasa, y termina de pasar, y una mañana te despertás y sentís que hay algo que te falta, y es sólamente que el dolor no está más.
No depende de lo que uno haya hecho, lo que haya tomado, lo que se haya inyectado, sólo se va.
Todo lo que uno hace durante la tormenta es sólo para pasarla mejor mientras dura.
Pero lo peor es que, después de tanto tiempo, en el medio de la tormenta, uno se olvida de nuevo que se va, y otra vez vuelve a pensar si no tendrá que hacerse estudios para que localicen ese huevo en el cerebro.
Y lo mejor, obviamente, es que siempre pasa.

jueves, 10 de febrero de 2011

Ser un Soldado Raso

Soy un soldado, peleo donde se me indica, y donde peleo gano, decía Patton.
Soy un peón en un tablero de ajedrez, un Ranger en Somalía en "La Caída del Halcón Negro".
Seguramente quien me da las indicaciones tiene una visión más amplia y global de lo que estamos haciendo, sabe por qué y para qué tengo que estar aquí y no en otro lado.
Saber eso es su función, no la mía.
Yo sé dónde piso, cuándo avanzo, en qué momento esquivo una granada. Yo sé qué tengo que hacer aquí y ahora, y hasta dentro de dos cuadras. Eso es mi función.
Mantenerme con vida, es mi función.
Para que quien hace las jugadas pueda asignarme un cuadrito en el tablero, para que quien decide los ataques o retiradas pueda enviarme a hacer lo que sé hacer.
En verdad que no sé qué piensa un peón en un tablero de ajedrez, no sé si cuestiona los movimientos de la mano que lo guía.
Sí sé que la mejor forma de sobrevivir es siendo un soldado raso, un peón.
Ni cabeza de ratón, ni cola de león. BIGOTE DE LEON!!

domingo, 23 de enero de 2011

sábado, 15 de enero de 2011

De Ruidos y Murmullos

Es tan interesante la manera en que se maneja La Jungla, que ahora, que le toca al Jugador de Ajedrez ocupar el sitio de observación más alto, todos los animales reaccionan.
Algunos, nos preguntan a nosotros, pequeños animales domésticos, qué va a pasar, dónde vamos a ir nosotros, qué les va a pasar a ellos.
Otros, que tienen más trato con nosotros, se animan a preguntarnos qué es lo que realmente sucede, por ejemplo, una de las serpientes nordestinas que más respeto se atrevió a preguntarme si el canino doméstico del Jugador de Ajedrez se quedará en su lugar. Otros, con una mezcla de respeto e incredulidad hablan del poder que el Jugador tiene.
Nosotros nos reímos entre nosotros, bromeamos sobre las posibles respuestas que les damos a los habitantes de La Jungla, pero sin dudas, más allá de aquéllos que realmente se acercan de frente, podemos sentir el ruido de los cuchillos afilándose, de las garras que rasguñan el piso preparándose, de los escorpiones que revisan su carga de veneno.
Podemos reirnos, en serio, pero también, en mi caso particular, temo por aquellos animales salvajes a los que amo, me preocupa lo que puede suceder en el enfrentamiento entre tigres y serpientes, qué pasará con los venados, las aves elegantes, los oseznos.
Nadie sabe nada en realidad.
Lo que sé es que hay ruido, no sólo murmullo y vibración de los sistemas de comunicación, que está ciertamente a tope, se siente un zumbido casi eléctrico permanentemente, hay ruido, hay miedo y hay bronca. Es la oportunidad de algunas bestias de tomar la venganza que esperan, o al menos es lo que ellos piensan.
Veremos. La semana próxima seremos todos más sabios.
Yo personalmente, podré establecer mis cuarteles de verano fuera de La Jungla, y deseo de corazón que aquéllas bestias que quiero y respeto se queden en los lugares estratégicos que revisan y supervisan quién entra y quién no a La Jungla.
Esperemos....