sábado, 15 de octubre de 2016

El Mar me traga

Y como siempre, decido entrar a desafiar las olas en el horario de los guapos, después de haber hecho la plancha por la mañana, en el horario de los niños.
Y paso por debajo de la ola para que no me revuelque, una vez, otra vez, y otra, y vienen muy rápido y muy seguido, y muy altas y con mucha fuerza.
Y para cuando me doy cuenta, no sólo estoy muy adentro, no hago pie, estoy cansada, las olas siguen viniendo, por supuesto, la playa está muy lejos, y el Mar tira para adentro.

No voy a poder salir.

Así que entre ola y ola, entre pasar por debajo para no ser revolcada, empiezo a levantar el brazo, vuelvo a pasar por debajo de otra ola y vuelvo a levantar el brazo. Sé que los guardavidas me ven, aunque yo no alcance a ver nada.
Y sí, muy rápidamente está a mi lado una guardavidas, me coloca el flotador, me dice: calma, respira, por debajo (cuando viene una ola), calma, respira, etc. Y así me lleva hasta la playa, donde finalmente afuera le doy un abrazo y me manda a tomar agua.

La gente me pregunta qué me pasó.
La guardavidas me dice que se dio cuenta que fue muy rápido todo, que en seguida estaba muy adentro.

Hay quien me felicita por la valentía de haber pedido ayuda a tiempo.

Yo quedo triste, con la sensación de no estar ya a la altura de entrar al Mar en el horario de los guapos, como antes, como siempre.

Me duele la autoestima, pero también me duele mi Mar, que ésta vez no quiso jugar conmigo, ésta vez me quiso tragar...