jueves, 27 de diciembre de 2007

La inactividad y sus efectos emocionales

Dice Chaplin en sus notas para "Monsieur Verdoux": "Where there are no facts, sentiments prevail" (donde no hay hechos, los sentimientos prevalecen).
Así sucede en los momentos de inactividad. Cuando uno pasa de 170 kms/hr a 0, cuando uno está con el acelerador a fondo en punto muerto.
Comienza el "radio pasillo", los rumores, comienzan las pasiones a contribuir a que cada quien se dé manija con el mejor o peor de sus miedos.
Tengo un amigo. Hay personas que piensan que es miembro de un servicio de inteligencia. Otros creen que es un delirante, que tiene mentalidad paranoide conspirativa. Yo creo que lo conozco un poco más. Yo pienso que es una persona muy inteligente. Creo que le sobra tiempo, que le faltan actividades en qué entretener su capacidad intelectual, entonces se enrosca, busca - no sé si concientemente o no - en qué depositar su cerebro.
Hay diferentes formas de adaptarse a la inactividad. He visto personas que la disfrutan, las envidio sanamente. Habemos quienes la sufrimos, como ya dije, de diversas maneras.
Personalmente, por suerte, no me enfermo, pero como se dice en nuestra querida latinoamérica "no me hallo", no sé qué hacer conmigo. No logro encontrar la manera de ocuparme en algo, por ejemplo en eso que vengo esperando todo el año tener tiempo para poder hacer; tampoco logro quedarme en un solo lugar, o dormir, o escribir, o leer.
Sufro, me sobra stress, y estoy con la rosca tan pasada de vueltas, que no puedo descansar.
Conozco personas que cuando se van de vacaciones, los primeros días toman tranquilizantes para poder empezar a descansar.
Parece que he logrado llegar a quemar mi cerebro....

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