martes, 18 de agosto de 2009

Bad Kitty



Efectivamente, Gata Mala, Gata Arisca, Gata Brava, Gata a la que nunca se le pudo decir "michi", ni siquiera cuando lo parecía.
Gata que de lejos se ve dulce y de pelaje suave, pero no te atrevas a molestarla, porque te juro que rasguña, fuerte, sin importarle el daño que cause o las consecuencias que tenga.
Gata que camina despacio, casi con desdén, mirando un punto que nunca sabrás qué es, o que parece dormir, mientras la punta de la cola devela que está absolutamente atenta a lo que pasa.
Gata de calle, de maltratos sufridos, de meterse sola en aventuras de las que siempre termina saliendo arañada, al igual que los demás por supuesto; pero Gata fuerte, Gata valiente de piel de tigre (diría Sabina), con un caminar silencioso que oculta si se acerca o sale corriendo.
Sí, Gata Mala. Ningún "michi michi", que no la vas a convencer con un platito de leche, no te va a querer más porque le hagas un mimo, pues es ella quien decide cómo, cuando y quién le hace un mimo.
Sí, sin duda. A partir de hoy no puedo olvidar nunca más la calaña de esta felina.

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