miércoles, 11 de marzo de 2009

Reflexiones a partir de la nada...

Charlando con un compañero, en referencia a otro tema, surge el dato de un criminalista que acuñó un concepto según el cual el contacto de un objeto con otro deja marcas tanto en uno como en el otro.
Dejando decantar esto, obviamente sin percatarme de ello, me descubro en la ducha - donde casi siempre pienso, no sé por qué - una vez más tratando de recordar de quién es esa frase que dice algo parecido a que si uno mira dentro del abismo por el tiempo suficiente, el abismo empieza a mirar dentro de uno.
Viene a ser básicamente lo mismo, si quieren, también, transferencia y contratransferencia, o los efectos básicos de la interacción social. Pero eso no es lo importante.
Lo importante en serio es que uno muchas veces desearía meterse en serio dentro de un pote de yogurt, que nada lo moleste, que nada lo incomode. Pero el pote de yogurt está apoyado en algún lugar, y el abismo lo rodea, y ruge y clama y reclama tu presencia. Y una vez que el abismo está dentro tuyo, no podés meterte en un flotario, porque el abismo entra ahí con vos y no tiene ni un poquito de intención de dejarte en paz, de permitirte relajarte.
El punto entonces, es que uno ha pasado el tiempo suficiente en el mundo, transitando, tocando, permitiendo ser tocado, por tanta realidad, taaaaanta realidad, que ésta se ha metido bajo la piel. Y ya no sirve meterse en la cama y no levantarse durante 3 meses. No sirve encerrarse en ningún tipo de institución, aunque lo mantengan a uno totalmente dopado. No sirve - por lo tanto - doparse. No hay forma de irse de la realidad. La realidad está adentro de uno y no hay forma de sacarla o de olvidarse de ella.
Basta, es una mierda más.
SSDD diría nuestro buen amigo Stephen King (Same Shit, Different Day)

No hay comentarios: