miércoles, 11 de marzo de 2009

Querido Saúl

Si estás en algún lado donde estas palabras te lleguen; si realmente, como quedamos, me estás reservando mesa de pista en el infierno para cuando me toque alcanzarte; si estás emborrachándote con Southern Confort con la Janis; si podés escucharme, Saúl, feliz cumpleaños, te quiero tanto como siempre, seguis siendo mi padrino, lo seguirás siendo siempre, y en cada cosa que me enseñaste, en cada cosa que elegiste no enseñarme, marcándome por qué yo no debía saber hacer eso, estás y estarás siempre conmigo en mi vida.
Para desgracia de muchos que me quieren, Saúl, yo te sigo queriendo. De alguna forma, creo que después de todo, y después de tantos años sin vernos, me tocó ser tu viuda, aún a pesar de tu verdadera viuda y madre de tus hijos, a quienes no conozco.
Espero que estés ahí, como quedamos, con todos quienes se nos adelantaron, y algún día nos reuniremos y me dirás "eh! dañada!" y me juntaré con ustedes a tomar ese trago que nos quedamos debiendo.

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