viernes, 19 de octubre de 2007

Queridísimo Pepe

Acá seguimos, extrañándote. Ya las cosas se hicieron como vos querías. No estuve ahí, no pude. El alma no me dio más. Pero sí estuvo tu hija, tu mujer, la gente que te quiere...
Me dijo tu mujer que tu hija dijo: "te dejo acá, ganá todos los partidos...". Menos mal que no estuve, hubiera llorado muchísimo. No puedo llorar más por ahora.
Ando por el mundo pensando en las cosas que tendría que hablar con vos, que vos sí sabrías. Decime, por ejemplo: ¿Cómo se peinaba Grace Kelly? o ¿tendría yo que comprarle tu auto a tu mujer?, esto último sólo vos me lo podrías contestar como corresponde, conociendo bien tu auto, sabiendo de autos, de su precio, de su valor de reventa, de mis sentimientos, de si yo podría el día de mañana venderlo o si sentiría que me desprendo de algo tuyo, etc.
En fin, querido Pepe, que me seguís haciendo falta. Te sigo queriendo muchísimo.

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