viernes, 27 de marzo de 2015

Ser Colorada

Resulta que no importa de qué color es tu pelo naturalmente, a veces la personalidad define de qué color es en realidad.
Así como hay morochas que son Rubias Taradas, yo en verdad soy pelirroja.
Lo soy, al grado que cuando vuelvo al colorado la gente me dice "qué bueno que te dejaste tu color de nuevo".
Y es el carácter, es ser fuego, es la pólvora imposible de disimular, la impulsividad de la hoguera en tu cabeza, el dragón que va contigo.
Es la intensidad, en acciones y en sentimientos, que no hay forma de domesticar.
Es también preguntarse para qué quisiera uno ser más suave, o más dócil, o más delicada, si esto es lo que verdaderamente soy.
Está claro que muchas personas no aguantan esta intensidad, lo sé desde mi adolescencia. Pero también entonces sabía que quienes no lo soportan, mejor que no estén cerca.
Soy lo que soy.
Aún con mis cambios constantes, soy lo que soy.
Puedo encauzar esta tremenda energía en actividades, o sostenerla para seguir trabajando, y a veces es ella misma la que me permite trabajar, justamente.
Pero soy lo que soy: una colorada intensa, caliente y calentona, brava, complicada y difícil de llevar, de tolerar.
Sé que hay quienes no se sienten amenazados por el fuego, sé que hay quienes lo disfrutan y hasta se divierten.
Sean ellos quienes se queden cerca.
Soy colorada, de pelo y de alma, y hay momentos en que estoy muy orgullosa de ello.

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