martes, 22 de enero de 2008

Ya no sé ni dónde estoy

Amanezco ayer en mi habitación y, como hace mucho tiempo que no me sucedía, al abrir los ojos miro con sorpresa lo que debería ayudarme a volver al mundo de los vivos. No sé dónde estoy, no reconozco nada. Por unos segundos, ese mueble que me queda justo frente a la cara cuando estoy sobre mi lado izquierdo no me remite a ningún lugar conocido.
Afortunadamente, la sensación dura poco. Afortunadamente, la sensación es conocida. Lamentablemente, la sensación ha vuelto.
Durante varios años me sucedía a menudo. No importaba si dormía en casa, si estaba vacacionando, si estaba durmiendo en un turno en el trabajo. Por algún motivo despertaba, ya fuera a media noche o a la mañana, y el lugar era totalmente ajeno a mí. Tenía que hacer rápidamente un ejercicio de situarme en tiempo y espacio.
Por ese motivo empecé a dormir con las cortinas y persianas abiertas, con luz del exterior, nunca en total oscuridad.
Me ha pasado de estar durmiendo en un lugar donde trabajaba en guardias de 48 hrs. y dar la vuelta en la cama sintiendo que estaba en mi habitación de casa de mis padres y pensar, inclusive en ese entresueño, que hace mucho pero MUCHO que no vivo en casa de mis padres, abrir los ojos, y en esa cantidad enorme de luz que entraba por la ventana tardar tantísimo en reconocer qué lugar era ese donde yo estaba durmiendo.
O peor, un día, en mi propia casa, abrir los ojos a la mañana, y pensar: "placard a la izquierda, ventana a la derecha, es el departamento que nos prestaron en Punta del Este". Claro que ahora resulta ridículo, no en ese momento.
Pues ayer a la mañana comencé a hacer ese ejercicio: "ventana a mis pies..." Hacía cerca de 10 años que no me sucedía, parecía que no recordaba lo que se sentía. No me gusta, nunca me gustó.
Sé que estaba mi hermana en mi sueño. No sé qué estaba soñando.
Sé que está por venir a visitarnos el hermano de Flavio.
Sé que estoy llegando a un nivel de cansancio que se parece a la limadura, que se me caen las rayas de la cebra...
No sé nada más. No sé por qué me pasa. No sé si le pasa a otras personas. No sé si eso es lo que sienten los enfermos de Alzheimer.
Sé que es muy angustiante. Sé que no me gusta. Y sé que ha vuelto.

No hay comentarios: