viernes, 6 de junio de 2014

De reencarnaciones y sus costos

Mi vida se distribuye en reencarnaciones, desde hace muchos años. Debo llevar unas 4 o 5.
Puedo mirar atrás y ver cuándo pasé de una a otra, pero esta es la primera vez en que soy hiper consciente de estar entre una y otra.
No es gratis, por supuesto.
Pasan cosas. A uno y a los demás.
Te dicen que eres fuerte, que has pasado cosas peores y las has sobrevivido, y es cierto. Que han pasado y que sobreviviste, no que seas fuerte.
Te dicen que debes atravesar el duelo o que debes dar vuelta la hoja. Y tu haces lo que puedes, una, la otra, o ambas al mismo tiempo, con un dejo casi bipolar.
Mientras, te enfermas, te contracturas, se te pasa y bailas. Y sigues adelante hasta que te vuelves a contracturar o a enfermar.
Y agradeces que el neurólogo la tiene tan clara que no te estás arrancando la cabeza a migrañas, y sí, cada tanto echas mano a los fármacos para poder pasar el momento.
Y festejas actos que marcan hitos, sabiendo que son la prueba fehaciente del fracaso, y te alegras y lo festejas igual. Y luego lloras, lloras.
Y después vuelves a la vida diaria, como si no pasara nada, o como si lo que pasara fuera bueno en realidad, y quizá hasta lo sea. Y vuelves a bailar y hasta a disfrutar de que nadie te espera, de que puedes ir y volver a donde y cuando quieres.
Hasta que te enfermas o te contracturas otra vez, y volvemos a empezar el ciclo.
Das vuelta todos los muebles, toda la casa está en movimiento constante, y sigues tirando cosas que no comprendes por qué habías guardado hasta ahora.
Y te dicen que esto también pasará y sabes que es cierto y también te lo repites cada tanto.
Y sabes que en algún momento comenzará la siguiente reencarnación y será bueno, será bueno haber terminado la anterior y haberla dejado atrás y haber comenzado una etapa nueva, una vida nueva en la que no queda nada o casi nada de la anterior.
Sabes que saldrás tomando aire profundamente, como saliendo de una inmersión de  buceo en apnea. Pero, tal como te dijeron alguna vez, saldrás radiante, con el pelaje nuevo como de primavera y una expresión fresca y serena. Nueva, una vez más.

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