miércoles, 5 de marzo de 2014

El verano en que desperté III

OK, hace mucho que estoy sola, ya lo sabía.
Y todas mis amigas sabían también de las cosas que no andaban bien.
Muchas se preguntaban porqué yo aguantaba y cuánto tiempo más aguantaría.
Realmente no sé ninguna de las respuestas.
Quizá me creí lo de tener un "socio", o me resultaba confortable tener un "room-mate".
Por supuesto que cuando aparece lo sórdido, lo perverso, lo siniestro, resulta un detonante que ayuda a que sea irreversible, irreparable.
Y es entonces cuando uno empieza a resignificar el pasado, a preguntarse los motivos, propios y del otro.
Nada demasiado complicado, veo ahora.
No se quedó conmigo por amor, por vergüenza o por culpa. Ni siquiera por la cobardía de asumir la verdad.
Se quedó por comodidad, porque a mi lado tenía un nivel económico que no tenía antes y no volverá a tener.
Qué patético. Qué tristeza.

1 comentario:

Gaby dijo...


Nunca es tarde para despertar y disfrutar la vista Andre...y con respecto a ..."Y es entonces cuando uno empieza a resignificar el pasado, a preguntarse los motivos, propios,.."

Es bueno resignificar y bucear los motivos que nos condicionan a potenciar atractores de relaciones tóxicas...sabemos que no existen las relaciones ideales, que todas conllevan un incesante trabajo de los inevitables conflictos que surgen pero no es menos cierto que hay relaciones posibles y gratificantes donde la ecuación con sus más + y menos -, nos deja con la placentera sensación de un +, cada final de día...