jueves, 22 de julio de 2010

La Risa, al fin

Desde hace unos días, menos de una semana, me descubro en momentos riéndome, con mi socio, con amigos, con compañeros de trabajo. Pero riéndome de esas risas que uno ríe desde la panza, con todo el cuerpo, que hacen generar endorfinas de las de a deveras.
No sólo me doy cuenta por lo agradable que es, sino porque me doy cuenta de que hacía mucho tiempo, no sé cuanto, que no me reía de esa forma, en realidad, que no me reía con ganas, seamos sinceros, que no me reía.
Qué es lo que sucedió para que pueda recuperar la capacidad de reírme a carcajadas, no lo sé. Sé en cambio, o imagino, qué cosa (cosas) sucedió (sucedieron) para que yo perdiera la risa, largas temporadas de tener que ponerse firme y con fuerza encarar los huracanes, aún pudiendo llorar en esos momentos, en silencio o a los gritos.
Tampoco tengo la certeza de que esas temporadas hayan terminado, no es que el mundo se volvió un mejor lugar para vivir, o que las situaciones límites, difíciles o dolorosas (como separa bien el Dr. Iglesias) hayan terminado, no es que no recibo más malas noticias, pero ahora me río, ahora puedo volver a reír sin buscarlo, sólo sucede. Y por supuesto, es maravilloso.

1 comentario:

Ms. Grinberg dijo...

Me alegro, hermanita, que así suceda! Un beso!