jueves, 24 de abril de 2008

La Jungla en la Ciudad

Hay un tipo de anfibio que habita la jungla, evidente mutación de la familia de las serpientes, que se asemeja a veces a un lagarto, en otras a una salamandra, de ese estilo.
Tiene movimientos lentos, suaves, nunca agresivos, gestos y sonidos casi diríamos apacibles. Ha desarrollado la capacidad de que su piel pueda parecer al tacto la de un mamífero pequeño, diríamos un roedor.
Pero no hay que equivocarse, estos anfibios son más bien pegajosos, casi húmedos, de piel y sangre muy fría, se han criado en los peores pantanos y su forma de adaptación pretende ocultar la agresividad que en las serpientes es tan admirable.
Si uno los observa de cerca, si tolera una distancia para establecer cierto intercambio, debajo de ese estilo casi elegante, casi educado y casi dulce, puede verse en la mirada la violencia de la que son capaces, ese dejo de odio que tanto luchan por esconder, y que reafirma su caracter reptílico.

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