jueves, 23 de junio de 2011

En el camino...

Aproximadamente 22 de Junio. Hace un rato eran las 7 de la mañana. Recién estábamos en Bahía Blanca, a pesar de haber viajado ya 11 hrs.
Ok, dormí, curiosamente una sola noche sin la placa de bruxismo es suficiente para despertar con una vincha apretada en la cabeza.
Desperté, pensé en la linterna, la encontré!!
Me lavé cara y dientes, me hice la trenza, y cuando el chofer paró en Bahía, otro caradura y yo bajamos a través de la cabina del conductor a fumar, a pesar de las intenciones del chofer, que claro, no abrió la puerta del pasaje.
Unos minutos, medio pucho, y la historia de quien viaja desde Orán, Salta ("casi frontera con Bolivia" dice) hasta Río Gallegos, a conocer a una chica que conoció en Internet, y también para ir a no-me-acuerdo-qué-pueblo en Ushuaia, lugar al que refiere como "no me resigno a no vivir ahí". Mmmm, de Salta a Ushuaia, soñando con vivir ahí, de Orán a Gallegos, a conocer una chica.
Tomo después un café en la oscuridad, sorprendente, no era tan feo como creí sería.
Casi todos duermen. Cada uno una historia, seguro, cada quien por algún motivo, dispuesto a pasar 20, 24, o 36 horas en un omnibus, rumbo a zonas cercanas al desastre de las cenizas del volcán chileno. Cada uno con su viaje, viajando en la oscuridad.
Mientras, yo escribo con la linterna, dirigiéndome a trabajar en lo que sé y me gusta hacer, pero también, rumbo al lugar donde mi socio aceptó que podría ser el lugar donde viviremos al jubilarnos. Mezcla de gustos, balance de necesidades: frío, patagónico, poco poblado, y al lado del mar.
Ah, el mar, allá vamos!!!

viernes, 17 de junio de 2011

Back to the Chaingang

Alegremente he vuelto al hormiguero central, donde, a diferencia del resto de los mortales, me siento totalmente en casa.
Por lo tanto, he vuelto, también alegremente, al subte, que nunca deja de asombrarme.
La chica que me ofrece el asiento, no sé si por vieja o por gorda - pensando que estaré embarazada!
El joven oficinista desparpajado, hundido en un libro, que al mirar atentamente, resulta titulado "La Anatomía en la Escultura Renacentista".
Nadie mira a nadie. Ni aún cuando un varón elige darme el asiento antes que usarlo él, y mientras me siento afirmo: "y luego dicen que no quedan caballeros". Ni siquiera él me mira.
Viejo Subte A, vagones "de entonces", que debieran ser patrimonio histórico (no se si lo son) pero seguir funcionando, como ahora. Pedazo de nostalgia de una madera que cruje suavemente al bambolearse en las curvas de esos, primeros, rieles.
Quedar detenidos porque en la estación siguiente alguien tuvo un ataque de epilepsia, y el empleado que nos insta a bajarnos porque "la ambulancia puede tardar 5 horas", quien obviamente desapareció cuando en 15 minutos reanudamos la marcha los testarudos que nos quedamos sentados.
En fin, caminar sonriente por el medio del hormiguero de Florida, mientras todos los demás se preguntarán por qué uno sonríe...
Como diría el Terminator: "I´m back!"