Se trata de resucitar...

... de nacer de nuevo, de empezar todo de cero.
De darse cuenta que no estuviste mal parada, sino que hace mucho que no estás sobre tus pies, que no has tenido la cabeza clara y los ojos alertas.
Que dejaste por mucho tiempo que el volante lo llevaran otras personas y te avisaran cuándo debías hacer qué.
Y esa no sos vos.
No.
Puede haber pasado mil veces que no sabías hacia dónde ibas, pero no recuerdo un tiempo en que te hayas quedado quieta así, no simplemente quieta, sino entregada a corrientes ajenas y aceptándolas como si fueran naturales, del agua o del viento, y no de personas, como son en verdad.
Aún no están firmes tus piernas, no se escuchan claros tus pensamientos ni articulas claramente las palabras, pero ahora comienza la savia a fluir.
En poco tiempo más estarás viva de vuelta, pensando, hablando, haciendo, moviendo tu cuerpo y tu mente según tu voluntad, tu entender y tu sentir. Decidiendo.
Pero por sobre todo, sintiendo, intensamente, viva de nuevo, recién nacida a una nueva etapa en la que no dudarás siquiera de si querés cortarte el pelo o no...

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