Hay cosas que hacen la vida maravillosa.
Pequeñas cosas, que justo estás ahí para verlas suceder.
Sólo hay que estar atento, con los sentidos bien abiertos, para permitir que el mundo entre.
Parada en el palomar del sitio donde trabajo, echando humo a placer, disfrutando que el día es hermoso y claro, y que diez pisos abajo están metidos en el tráfico y yo no, cuando siento un sonido raro y miro.
Veo venir un helicóptero.
Veo todo su acercarse, quedarse volando en un sitio quieto, como un colibrí, y luego aterrizar, con el polvo volando como en las películas.
Y me sonrío, y agradezco haber estado ahí para verlo.
Vuelvo a mi puesto.
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