Se llama Papi, tal como dice en su chapita, y no sólo su chapa sino su correa hacen pensar que podría ser otro tipo de coludo, pero es silencioso.
Mientras a su lado trabajan varias mujeres, cosiendo y arreglando ropa, él mira la gente entrar y salir, y dependiendo lo que sienta, saluda, intenta ser acariciado, o ignora absolutamente a las personas.
Dicen que se iría si no tuviera puesta la correa, personalmente, lo dudo.
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