Bueno, vieron esos días en que uno no quiere pensar en nada, que no se siente del todo bien y prefiere ver "cine shampoo" (para lavarse las ideas), ok, eso hace ella.
Revisa cuidadosamente la revista del cable, para elegir LA película adecuada, pone el canal, busca algo para taparse, y se despatarra en el sofá para verla. (Por si a alguien le interesa, la película se llama "Porque yo lo digo")
Bien, se mira toda la peli, y al llegar al final, sin entender muy bien la causa, ella comienza a llorar, al principio un poquito, luego se suelta y llora, y llora, y solloza, obvio que ya se sacó los anteojos y consideró que va a tener que desmaquillarse después, porque seguro parece un mapache.
Sigue llorando, tratando de pensar el motivo por el que llora, y ahí comienza la estúpida lista de que por qué ella no tiene hermanas como las de la película, con las que pudiera reírse, hacerse cómplices y hasta protestar juntas contra Mamá; de que por qué a ella no le tocó en la vida una madre como esa Mamá, que es capaz de llamarla y llamarla por 4 días seguidos aún cuando ella no le conteste porque está enojadísima con ella, y esa Mamá no sólo sigue llamando, sino que le habla al contestador, y también le dice que la extraña; bueno, y ya que está, llora también porque se murió su profesor de violín, que no importa que tuviera 92 años y que ella hace más de 3 años que no practica con el violín y menos aún va a clases, pero que ella recordó su cumpleaños y no lo llamó, precisamente porque tenía miedo que le dijeran que se había muerto, entonces se siente una idiota por no haberlo llamado, sobre todo porque finalmente se murió a una semana de haber cumplido años; y sigue llorando porque la Mamá de la película es capaz de preguntarle a la protagonista qué se siente tener un orgasmo, y confesarle que no, que su padre durante el día nunca tenía tiempo, y por la noche estaba muy cansado.
Después de llorar un buen rato, como Dios manda, una buena Chica Cosmo que se precie, procede al baño a sacarse todo el maquillaje, no sólo lo que se corrió, sino que se limpia a fondo la cara, y sigue con la terapia Cosmo. Busca la cera y se depila el bigote (de león) hasta lastimarse los labios, pero no deja ni medio pelito.
Y cuando termina de sacarse los pedacitos de cera que le quedaron por toda la cara, y decide que nunca más, que en adelante irá a depiladoras para esos menesteres, respira hondo, se toma un par de tranquilizantes (obvio, recetados por el médico, no es cuestión), se acuerda que está indispuesta y que seguro es por eso que lloró como lloró, mientras, simultáneamente recuerda que Silvia dijo que ella siempre ha estado sometida a muchas exigencias (auto y hetero), y le dice al espejo "Ves Silvia? por eso mantengo el nivel de autoexigencia, porque si dejo abrir el dique, me corro todo el maquillaje".
Y así, con la cara ya desmaquillada, los ojos ya deshinchados y sin un solo bigote en la cara, piensa que cuando se vaya a acostar, ya no necesitará desmaquillarse.
Ah, por supuesto, el resto de la noche tiene un dolor de cabeza que no se le pasa ni con el ibuevanol, y al amanecer al día siguiente, lo primero que hace es tomar un antimigrañoso, porque la cabeza se le parte.
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