Sí, también migrañas.
Parece que hay un círculo vicioso en el que caigo a veces.
Cuando decido bajar, sólo por momentos, la máscara y meterme a sentir lo que me duele, a ver si lo logro descifrar, inevitablemente termino con una migraña.
Y la migraña no sólo es lo único que logra hacerme parar, todo, sino también lo único que me hace patente lo frágil y vulnerable que soy.
Digo, como si me gustara bajar la máscara, adentrarme en el dolor, tener migraña o sentirme vulnerable.
Pero cuando llego a asumirme vulnerable, es precisamente el momento adecuado para encontrar el camino para acercarme a lo que me duele, y entonces tratar de pensarlo, entenderlo, descifrarlo.
No digerirlo, ya quedamos Silvia, no me pienso tragar nada.
Y volvemos a empezar, y volvemos a sentir dolor, y a llorar, y a quedarme sacudida, no tolerando la realidad, y a hacer una migraña.
(suspiro)
Vaya negocio, no?
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