Es tan interesante la manera en que se maneja La Jungla, que ahora, que le toca al Jugador de Ajedrez ocupar el sitio de observación más alto, todos los animales reaccionan.
Algunos, nos preguntan a nosotros, pequeños animales domésticos, qué va a pasar, dónde vamos a ir nosotros, qué les va a pasar a ellos.
Otros, que tienen más trato con nosotros, se animan a preguntarnos qué es lo que realmente sucede, por ejemplo, una de las serpientes nordestinas que más respeto se atrevió a preguntarme si el canino doméstico del Jugador de Ajedrez se quedará en su lugar. Otros, con una mezcla de respeto e incredulidad hablan del poder que el Jugador tiene.
Nosotros nos reímos entre nosotros, bromeamos sobre las posibles respuestas que les damos a los habitantes de La Jungla, pero sin dudas, más allá de aquéllos que realmente se acercan de frente, podemos sentir el ruido de los cuchillos afilándose, de las garras que rasguñan el piso preparándose, de los escorpiones que revisan su carga de veneno.
Podemos reirnos, en serio, pero también, en mi caso particular, temo por aquellos animales salvajes a los que amo, me preocupa lo que puede suceder en el enfrentamiento entre tigres y serpientes, qué pasará con los venados, las aves elegantes, los oseznos.
Nadie sabe nada en realidad.
Lo que sé es que hay ruido, no sólo murmullo y vibración de los sistemas de comunicación, que está ciertamente a tope, se siente un zumbido casi eléctrico permanentemente, hay ruido, hay miedo y hay bronca. Es la oportunidad de algunas bestias de tomar la venganza que esperan, o al menos es lo que ellos piensan.
Veremos. La semana próxima seremos todos más sabios.
Yo personalmente, podré establecer mis cuarteles de verano fuera de La Jungla, y deseo de corazón que aquéllas bestias que quiero y respeto se queden en los lugares estratégicos que revisan y supervisan quién entra y quién no a La Jungla.
Esperemos....
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