sábado, 19 de diciembre de 2009

De Estigmas y Desilusiones

Cómo no comenzar una vez más citando a Goffman, cuando habla de que el proceso de estigmatización no depende sólo de la posesión de un atributo desacreditador, sino que es una relación particular entre un determinado atributo y un determinado estereotipo; que cierto atributo en una persona puede provocar la estigmatización y en otra puede sólo confirmar a los demás el estereotipo en que lo ha ubicado, reafirmar la identidad virtual que esa persona proyecta; que conocer de la posesión de tal atributo desacreditador genera en los demás la reformulación total de la imagen que se habían formado anteriormente de dicha persona.
Basta de teoría.
Me llega de la jungla una noticia de una persona, que, antes de tomar contacto directo, cercano y prolongado con todo lo que la jungla es, estaba casado con una mujer que lleva tatuajes visibles, una mujer capaz de sentarse en el suelo en un acto público - frente a lo cual los demás debimos recordarle que para ella era inadmisible en esa circunstancia -, una persona que antes de todo esto llevaba el pelo largo y tocaba en una banda de rock, una persona que en algún momento daba claras muestras de tener una mente estratégica, una visión de conjunto que le permitía planear los movimientos rápidamente y con tres jugadas de antelación.
Ahora la jungla dice que ha dejado a su esposa. Es decir (para la mentalidad goffmaniana), que ha roto con los vínculos de cómo era ANTES de todo esto, o que ella se ha hartado de vivir con alguien que no es ya la persona con quien se casó. Dice la jungla también que sale de tragos con uno de los grandes cerdos, digamos, no con sus amigos de antes, de siempre, sino con un habitante estable de la jungla.
Sorprende, primero.
Después ya no tanto. Uno comienza a hacer en su mente el proceso de re-evaluar la identidad virtual que uno había formulado respecto a esta persona.
Como esta reformulación de la identidad del otro implica necesariamente una pérdida, sobre todo si uno ha sentido admiración y respeto por ese otro, uno se permite pensar que no, que no debe estar haciendo el razonamiento correcto, que la jungla lo ha absorbido, que el proceso de incorporación de las pautas institucionales se ha cumplido también para él.
Pero no, la desilusión sigue presente. Uno hubiera querido que esa persona fuera quien uno pensó que era, aquél que podía darse cuenta que sus acciones son leídas por TODOS los habitantes de la jungla y que ahí no hay secretos, uno hubiera querido que fuera capaz de evitar que la jungla lo devore hasta ese nivel de su vida personal.
Alguna vez un águila de la jungla me dijo: "esto es como el mar: lo que es del mar, el mar lo traga y lo que no es del mar, el mar lo escupe".
Suena poético. Es terrible.
Personalmente, la desilusión me resulta dolorosa.

Postal Urbana

Viernes, sobre una avenida transitada, un calor aplastante, y de golpe me sorprendo decidiendo frenar, tomar una coca fría y fumarme un cigarrillo sentada en una mesa en la vereda.
Se acercan caminando dos chicos, uno de aprox. 8 años, el otro aprox. 11. El primero lleva puesto un guardapolvo blanco. Sin embargo, digo, a pesar del guardapolvo que lo identifica como estudiante, ambos tienen el estilo general que nos hace fijarnos dónde tenemos la cartera o el celular, por las dudas, digo...
Cuando pasan a mi lado escucho al más chico decirle al otro: "Gracias por haberme protegido", y el mayor le contesta: "De nada".
Ah, "open mind", progre, alardeando de tener pocos prejuicios.... Mirá vos, gracias, de nada, en esas boquitas, niños, niños cariñosos entre sí, y uno pensando que pueden ser ladrones.... (qué vergüenza me produjo)

martes, 15 de diciembre de 2009

Sueño

En un sueño yo digo la dirección donde vivo, que resulta ser en Concepción Arenal esquina con Arenales.
Más allá de lo playero o desértico de la descripción, recuerdo ahora que Concepción Arenal ha sido durante muchos años el faro que guía mi labor profesional, en particular con su frase "los incorregibles de hoy son en realidad incorregidos hasta ahora con los métodos de los que disponemos".
Hay momentos en que los sueños son obvios, hay otros que tienen que decantar varios días....

domingo, 13 de diciembre de 2009

La Abuela Angela

Hoy 13 de Diciembre sería el cumpleaños de mi abuela.
Así escrito suena medio a nada. Debo aclarar que mi abuela fue mi amor incondicional, digamos, quien me hizo saber que en este mundo existen personas que te van a amar siempre, no importa lo que suceda, no importa lo que hagas mal, siempre te van a seguir amando, eso es lo que quiero decir. Y eso, obviamente, provoca que uno los ame, también, incondicionalmente.
Aunque en mi infancia no vivíamos en el mismo país, cuando yo era sólo un bebé de meses, mis padres viajaron al extranjero por 3 o 6 meses (depende la versión) y nos quedamos con ella (o con ellos, para ser más precisos), mi hermana y yo.
La historia familiar dice que yo me enfermé, MAL, y que mi madre lo soñó y llamó por teléfono para saber si yo estaba bien, y que mi abuela dijo que yo estaba en perfectas condiciones de salud, y para corroborarlo, me levantó de la cuna, me bañó, me vistió, y mi abuelo tomó una foto de ella con mi hermana y yo (yo en brazos), la que se conoce como mi "foto de resucitada". En algún lugar tengo la foto digitalizada, ya la pondré acá.
El siguiente recuerdo ya es mío: en el año 67, por diversos motivos (depende la versión), nos enviaron, a mi hermana y a mí, sin acompañante y por avión, y nos quedamos en casa de mis abuelos. Aparentemente por unos meses. Recuerdo el olor del pan tostado al horno que hacía mi abuelo para desayunar, recuerdo su mano fuerte y seca sosteniendo la mía yendo al almacén, recuerdo que fue entonces cuando aprendí a tejer y le hice un chalequito a mi oso de peluche, y particularmente recuerdo que mi abuela, seguramente para entretenerme, me dio un plato y un apoyador de corcho para que yo "aprenda a dar vuelta los panqueques". Evidentemente, como ya estarán viendo la situación, el plato se me rompió; yo me asusté mucho, pensé que me iba a retar, y con la cola entre las patas fui y le dije: "Lita, se me rompió el plato", y ella no se enojó, no me retó, sólo me dio otro plato y me dijo que no me preocupe (imagino que también barrió los pedazos del plato roto, pero eso no lo recuerdo).
Por supuesto que ahora sé dar vuelta los panqueques, por si alguien se está preguntando eso, y cada vez que lo hago, me acuerdo de ella.
El siguiente recuerdo es de cuando ellos vinieron a vivir al país donde vivíamos nosotros, y por la mañana ella me abría las sábanas de su cama, para que yo me acostara a su lado. Qué sensación maravillosa!! A partir de recordarlo, he podido disfrutar de dormir una siesta con mi sobrina de sangre cuando ella tenía algo como 4 o 5 años, de que se quede a dormir en casa conmigo mi sobrina del corazón, aún cuando patea dormida, y sé que esos son recuerdos que se quedan con uno siempre.
De los tiempos en que vivimos en el mismo país, evidentemente tengo más historias, pero en particular recuerdo cuando, en mi adolescencia, mis padres se iban de fin de semana al campo y yo salía a bailar, y los domingos, a eso del mediodía, mi abuela me llamaba por teléfono y me decía como si cualquier cosa, que había preparado de comer aquel guiso que a mí me gustaba tanto, o esas albóndigas que recordaba que a mí me habían gustado, o así, cuestión de que sin que yo lo notara, ella lograba que yo me bajara de la cama, me bañara y pasara el domingo a la tarde con ellos.
Del final, recuerdo el día en que murió mi abuelo, yo tenía 16 años, y recién comenzaba a manejar, pero ya me iba al colegio en auto. Llegué a casa, sonó el teléfono y era una vecina de ellos que, como si nada, me dijo: "se murió tu abuelo". Salí corriendo a casa de ellos (aprox 5 cuadras), sin el auto obviamente.
Mi abuela estaba sentada en el comedor, callada, sin llorar. Yo entré, me hinqué en el piso y puse mi cabeza en su regazo y lloré y lloré. Ella no, pero tampoco me dijo que no llorara (como hacen algunos). Una vecina, quizá la misma del llamado, me preguntó si yo no pensaba acercarme a despedirme de mi abuelo (ay, lo cuento y me vuelve a surgir el odio hacia ella), yo no pude ni entrar a la habitación donde estaba acostado en su cama.
Y como yo fui el primer pariente que llegó, se llamó a la ambulancia, retiraron el cuerpo, y yo fui siguiéndola en el auto que recién comenzaba a manejar.
No la ví morir a mi abuela, no la vi muerta tampoco. La última vez que la ví estaba en el auto con mis padres, yéndose al campo por el fin de semana, saludándome con la mano.
Aclarar que mi abuela fue la única atea en una familia super católica? Bueno, al morir su madre (en el parto de su hermana menor), teniendo 8 años de edad, ella dijo: "no puede haber un dios en el cielo que deje a 8 criaturas sin su madre", y se volvió atea. No quiso ir más al colegio, y su padre le dijo: "muy bien, entonces va a aprender a planchar y a cocinar y se va a hacer cargo de la casa", y así hizo. No terminó más que primer grado de primaria. Luego la completó casándose con un judío, "el ruso de la mueblería" típico de los pueblos de la provincia de Buenos Aires, pero en este caso, textual.
Recia, mi abuela, no la más recia del condado, porque se permitía amar con todo, con la voz, con las manos, con el cuerpo y con sus actos, porque estuvo dispuesta a hablarme de dolores del alma cuando yo aún estaba en la adolescencia, lo que no hacen muchos adultos, y porque nunca sentí que alguien me cuidara tanto como ella, aún cuando a eso de los 10 años de edad me encontró en una minimoto de un vecino, y me agarró del pelo, sin decir nada, me llevó hasta el baño, abrió la ducha y me tiró adentro, con todo y ropa (todavía recuerdo el vestido que yo llevaba).
Recia, sí, y dulce, y modelo de cómo se ama.
Te quiero Lita Angela, te extraño y siempre te tengo presente.
Donde estés, feliz cumple!!!

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lo que Hay que Hacer

Hoy he recibido dos presentaciones de power point que me han revuelto el alma. Una se refería a las condiciones de miseria absoluta en que viven (y mueren) los tobas en El Impenetrable del Chaco. La otra, a los siglos de opresión (y sus distintas vertientes) que han sufrido las mujeres.
Ninguna de las dos hacía mención a qué hacer al respecto, sólo hablaban de hacer circular esta información para que todos la conozcan.
No me basta.
Algunos de ustedes saben que hace muchos años tuve la ocasión de ver por televisión las condiciones de vida de los huérfanos de guerra de Chechenia, y que a partir de eso tuve por mucho, muchísimo tiempo, la intención de adoptar a uno de esos niños chechenos, como hicieron algunas familias con los hijos de los judíos durante la 2a Guerra Mundial, salvándoles así la vida.
Me he pasado años trabajando con adictos y con presos, y como mi padre siempre decía que como uno pasa un tercio de su día en su trabajo, termina pasando un tercio de su vida en él, también he trabajado para mejorar las condiciones de vida del personal penitenciario, que en muchísimos casos son peores que las de los presos.
No me basta.
Alguna vez discutí con una amistad que me decía que uno puede cambiar el mundo sólo hasta donde alcanza su brazo, y yo sostuve que evidentemente, mi brazo era más largo que el suyo.
Pensé que uno debería ayudar a niños que viven en la calle, ya no en Chechenia, sino en Mataderos, en Merlo, en Jujuy, en Ciudad Neza, en cualquier lado, y bueno, tengo un ahijado en una villa de emergencia. A él y a su hermana les pago un colegio parroquial que no está en la periferia de la villa, pensando que igual van a tomar cerveza en la esquina con sus vecinos en la adolescencia, pero que ésta etapa de su vida puede mostrarles que hay otras formas posibles de vivir. Les compro el uniforme y los útiles, trato de llevarlos a pasear a lugares que no se han imaginado, como la costanera, o el aeroparque (bastante simple, no?).
No me basta.
Realmente no sé qué se puede hacer para ayudar a los tobas. No sé cómo participar para que las mujeres tengan oportunidades equivalentes a las de los varones. No sé qué hacer con los niños que viven en la calle, o no, que sus padres u otros adultos sacan a "trabajar", a pedir monedas, que si uno les da comida en vez de dinero les pegan.
Algo habría que hacer. Sé que algo hago, que estoy cambiando el mundo hasta donde alcanza mi brazo, pero esta vez, mi brazo me resulta muy, demasiado corto.

lunes, 7 de diciembre de 2009



Siempre me sorprenden los graffitis. En realidad creo que es su función sorprender a quien lo lee.
Este en particular se destacó en mi mente, no sólo por el grado de ignorancia-intolerancia-fascismo, sino porque precisamente está hecho en la pared de la Facultad de Medicina.
Sorprendente, realmente.

martes, 1 de diciembre de 2009

José Emilio Pacheco

Hoy me entero que le han dado un premio a José Emilio Pacheco (¿quién? preguntarán algunos), el T. S. Elliot de latinoamérica, y por eso, porque muchos no saben quién es, van algunos poemas suyos (del libro "Irás y No Volverás"):
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No pasa nada; que el amor
se aparta de sí mismo.
[Me voy, adiós.]
Se aparta de sí mismo
como la lluvia en su durez de hierro
desciende para luego detenerse.
Todos los ojos abiertos de mañana,
cerrados
las pocas horas que les dieron;
con lágrimas
o sombras que resbalan por un muro desierto.
Soy lo que pienso ser.
Y eres
lo que pienso que eres.
El mundo,
única cosa que no se moverá:
hecho de piedra, circular
y horrible.
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Mi niña se estremece con mis caricias
- y vuestros asesinatos y torturas.
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GATO
Ven
acércate más
Eres mi oportunidad
de acariciar al tigre
- y de citar a Baudelaire
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MAR ETERNO
Digamos que no tiene comienzo el mar
Empieza donde lo hallas por vez primera
y te sale al encuentro por todas partes
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Y ahora una disgresión Consideremos
esa variante del amor que nunca
puede llamarse amor
Son aislados instantes sin futuro
En la ciudad donde estaré tres días
nos encontramos
Hablamos cien palabras
Pero un brillo en los ojos un silencio
o el roce de las manos que se despiden
prende la luz de la imaginación
Sin motivo ni causa uno supone
que llegó pronto o tarde
y se duele
["no habernos conocido..."]
E involuntariamente
ocupas tu fiel nicho
en un célibe harén de sombras y humo
Intocable
incorruptible al yugo del amor
viva en lo que llamó De Rougemont
la posesión por pérdida
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Es bello, es dulce y duele al mismo tiempo, y trae aromas a adolescencia trágica...

jueves, 19 de noviembre de 2009

Carteles








Siempre me sigue sorprendiendo el ingenio anónimo de graffittis y carteles, así que van estos de muestra por esta vez.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Carta de nuestro Médico

Siguiendo con el tema del festejo, y dado que mi hermana tuvo la buena idea de poner la carta que ella envió para ser leída en la fiesta, me parece que nuestro Médico, el Dr. Pedro Kremer, se merece (obvio) publicar también la suya, que además es totalmente emocionante, como podrán leer a continuación (y después díganme si no les resulta absolutamente conmovedora):


Las personas que momentáneamente ocupan el rol de pacientes en mi consultorio son, obviamente, todas distintas. Por eso, también obviamente, algunas de ellas me atrapan, otras no. Algunas personas me hacen reír y otras me irritan un poco, debo decir. Con muchos pacientes aprendo cosas médicas porque me motivan a actualizarme para dar una mejor respuesta. Con otros aprendo cuestiones que superan largamente los contenidos de un libro de medicina. Estos encuentros los disfruto enormemente porque ese día me voy a casa sabiendo un poquito más sobre arte, o sobre castellano antiguo, o sobre el trabajo en los penales federales. Finalmente, unas pocas personas en el rol de pacientes me han enseñado cuestiones que me cambiaron como médico y también como persona. Dora es una de esas pacientes.
Cuando me adoptó como médico y yo a ella como paciente, nos veíamos en un consultorio que ya no atiendo en la calle Apolinario Figueroa. Dora venía con su paso lento pero firme y sus bolsas de estudios de distintas épocas, a verme en ese consultorio chiquito y oscuro, frio en invierno e insoportablemente caluroso en verano-¿te acordás Dora?-donde para que un paciente se sienta cómodo y con ganas de volver, definitivamente tenía que haber enganchado lo suficiente con su médico.
Por esa época, no es que Dora fuera de esas personas que consultan muy seguido. Más bien venía con una listita breve anotada en algún papel que sacaba de la cartera y evacuaba sus dudas prolijamente para después decir chau y gracias. Esto hacía que nos llevásemos naturalmente bien ya que venía cuando le tocaba y se iba cuando le tocaba con la misma sonrisa. Siempre entendía que hay respuestas que no le podía dar, pero que hacía lo posible por resolver los problemas que se presentaban. En el medio vino Andrea y después Carlos. En realidad no me acuerdo si Andrea llego antes o después que Dora, pero el caso es la familia se iba convirtiendo de boca en boca en víctima del Dr Kremer. Después Carlos evidentemente recapacitó y se dio cuenta que podía pasar muchos meses sin verme y sin que le duela nada (cosa que si tenía oportunidad de acercarme hoy no iba a dejar de reclamar). Pero volvamos a Dora.
Una tarde de octubre Andrea me llamó para contarme que después de una noche entera intentando lidiar en casa un dolor de panza que no se iba, las cosas se habían puesto feas y el camino llegaba hasta la guardia del Otamendi, para continuar en la hemodinamia y sin escalas a la unidad coronaria en coma farmacológico. Me acuerdo que mi sensación en ese momento fue la que a veces me invade en esos momentos. “pero por qué no me llamaron a la noche?” “con tantos pacientes que me llaman por temas sin gravedad todos los días..”. La respuesta de Andrea era la que mejor describía a Dora en ese momento, al igual que ahora “no quiso molestar” “yo también me enteré recién a la mañana.” Dora nunca quiere molestar. Ahora que la conozco mejor entiendo cuanto le molesta la sola idea de molestar, en parte porque se molesta ella misma si no puede sola con algo. Dora es realmente una mujer que puede con, casi, todo. Me enteré que siempre fue así, brillante profesionalmente donde le tocó estar, presente en la familia y autosuficiente para resolver todo obstáculo que se interpusiera en su camino. Claro que esta vez la batalla venía muy pesada.
Pasaron los días y las noches con Andrea acampando al costado de la cama y saliendo de la habitación para tres cosas principalmente: fumar un cigarrillo, recorrer los partes médicos conmigo en el pasillo, y recordarle a funcionarios de la obra social algunas cuestiones relacionadas con los derechos de las personas y la justicia. Estas últimas conversaciones entre Andrea y los auditores de la obra social eran tan penosas como dignas de presenciar, créanme.
Pasaron días, semanas, meses. Como pasa siempre, sobrevinieron complicaciones propias de estar tanto tiempo internado y tanto tiempo en contacto con el sistema de atención medica. Reinternaciones, cambios en los diagnósticos, altas, rehabilitación, incertidumbre, y sensaciones mezcladas entre la impotencia de entender que falta tanto y la alegría incomparable de lograr algo tan simple como emitir un sonido desde la propia voz, mover un dedo de ese bendito pie, sentarse en la cama, comer por si sola y otras cuestiones que damos por ciertas y por aseguradas sin siquiera pensar que un día quizás no estén y debamos reconquistarlas, como hizo Dora.
Cuando les contaba que Dora es una de esas personas que me cambiaron más allá de lo médico, me refería en parte a esto último. Imaginen pasar en cuestión de minutos desde un estado en el cual nada les resulta demasiado difícil a otro en el que el cuerpo no responde hasta en el más pequeño de sus músculos, incluidas las cuerdas vocales. Imposible imaginar fehacientemente lo que se siente. Solo Dora lo sabe. Lo que si pude saber yo como personaje secundario en esta historia son un par de cosas: que no hay apuestas perdidas de entrada por más que las posibilidades sean ínfimas. Que desde ahí donde queda un resquicio de fuerza se puede cultivar toda una recuperación si no se bajan los brazos. Que el apoyo de los seres queridos juega un rol crítico (esto ya lo sabemos todos) pero que ese apoyo necesita apoyo. Que el amor de una hija puede llevarse por delante infartos, clínicas de rehabilitación, auditores de obras sociales y hasta el amor propio cuando se juega un partido tan difícil día tras día.
Dora querida, espero no estés enojada por mi ausencia de hoy, que realmente no pude evitar. Para mi sos un ejemplo de fuerza y de apego por la vida. Un poco cabeza dura en esto de poder resolver todo por vos misma, es cierto, pero una prueba viviente de que vale la pena dar pelea, y que esa pelea no se define en cuestiones enormes, sino en ínfimas batallas que se presentan todo el tiempo. Pasado el tiempo, tienden a quedar en la memoria los grandes hitos de tu recuperación, como el día en el que te liberaste del respirador, pero probablemente fueron días como ese en el que pudiste tomar un lápiz por primera vez en meses para poder escribir otra vez tu nombre, los días que hicieron que hoy estés festejando con algunos de tus seres queridos. Digo algunos porque otros no estamos, pero te acompañamos hoy como cualquiera de esos días y vamos a estar ahí para vos. Eso sí, tenes que acordarte de llamarnos a tiempo, obviamente.
Con muchísimo cariño. Tu médico, Pedro.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Querido Pepe

Hace mucho que no te escribo, pero eso no significa que no te tenga conmigo todo el tiempo. Ya en otra ocasión te decía que muchas de las cosas que me pregunto debería preguntártelas a vos, y lo hago, y pienso en qué me responderías.
Lo que quería contarte ahora es algo lindo que me pasó y que tiene que ver con vos. Ya sabés que me ha costado mucho tu ausencia, pero particularmente porque nunca tuve a alguien con quien hablar, que pudiera: 1. contenerme, 2. darme los consejos adecuados para determinados problemas, 3. hacerme sentir que no importaba cuánto yo me equivocara, me iba a seguir queriendo, 4. me contara mis raíces y mi pasado.
Ves? si uno lo piensa así, vos fuiste mi padre. Ya, aún con vos presente, he dicho que vos fuiste mi padre sustituto, igual que el de muchos, muchos de los que tuvieron la suerte de estar afectivamente cerca tuyo.
Y eso precisamente es lo que me di cuenta el otro día, que yo me he pasado la vida depositando el papel de mi padre en diferentes personas, personas que por supuesto que no se hacen cargo del rol en que yo los quiero poner, pero vos sí, vos no sólamente lo aceptaste, sino que lo desempeñaste. Mirá, la última vez que te levantaste de la cama, fue cuando fuimos a comer en tu casa porque era el Día del Padre...
Entonces llegué a pensar que es una suerte que te haya conocido, que haya estado cerca tuyo, incluso cuando las cosas se pusieron feas. Que más que lamentar que no te tenga cerca, tengo que estar agradecida de haber tenido en la vida a una persona que cumpliera ese papel para mí, que es por eso que me cuesta tanto que te hayas ido, pero que menos mal que te tuve, que hablamos, que nos abrazamos, que lloramos juntos, o uno por vez, que nos quisimos.
Así que Pepe, donde quiera que estés, GRACIAS, y te sigo queriendo tantísimo.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Festejando

Pues sí, estimados, lo logramos.
Llegamos finalmente a la fecha de la fiesta del primer aniversario del renacimiento de mi madre, y tienen que creerme que la organización no fue fácil.
Particularmente, y más allá de todo lo que implica la logística, digamos, el salón, los mariachis, el fotógrafo, etc. etc., el problema es que mi madre no es fácil.
Así, "vamos a comprarnos ropa", "te parece?"; "vamos a que nos hagan las uñas de manos y pies", "te parece?"; "estoy consiguiendo quien te maquille y te peine en tu casa", "te parece?", y podría seguir largo tiempo. Ella lo planteaba como que podría ponerse cualquier cosa de ropa que ya tuviera, ir sin maquillaje e incluso un día, que había cambiado de shampoo, me dijo "no puedo ir con el pelo así?, mirá qué lindo que me queda".
Ella me dio la lista de invitados, con sus respectivos teléfonos y e-mails (muchos de ellos no estaban actualizados, lo que también fue un lío, pero PRUEBA SUPERADA) y esa fue la primera.
Diseñamos con mi socio la invitación, con foto incluída, se la envié y: "te parece?", no le gustaba la foto que elegí, no estaba de acuerdo con el texto, no quería que se pusiera que también era su cumpleaños, porque no quería que le lleven regalos, y otra vez, etc. etc. Logré enviársela a TODO EL MUNDO, y de ahí, a que cada uno confirmara, segunda, pero PRUEBA SUPERADA. En realidad, algo parecido, ya que hubo quienes confirmaron que venían, y luego resultó ayer que no vinieron. Dos veces modifiqué la lista, con las respectivas ubicaciones en las mesas, y al final, del plan inicial, que eramos 60, llegamos creo que a 40. Igual, el salón es totalmente recomendable, se adaptan a lo que uno necesite, e inclusive me bajaron el precio y hasta me devolvieron dinero.
También los mariachis, de último momento se descompuso uno de ellos, y como yo debía pagarles antes de que tocaran, ya que terminarían con Las Mañanitas, para sacar la torta de cumple con su vela, al terminar me llamaron aparte y me devolvieron dinero, pues se habían comprometido a un cierto número de músicos y no lo habían cumplido.
Todo así, parece que tuvimos viento a favor, y paso a paso, mientras ella me decía "te parece?", su dama de compañía me decía lo contenta y entusiasmada que estaba mi madre.
Mientras tanto, y eso sí que fue sorpresa, fui logrando recopilar cartas de aquéllos que hubieran deseado estar presentes, pero no podían, por ejemplo por estar en San Diego, o en Bologna, o simplemente Azcapotzalco, México.
El operativo de comprometer también a algunos presentes para que hablaran fue igualmente de entretenido y de complicado.
Finalmente, la pasé a buscar, las dos estábamos impresionantes de lindas (ya vendrán fotos), y la fiesta comenzó.
Logré que la lectura de cartas y los discursos de diversos oradores fuera efectivamente una sorpresa, y en serio que resultó muy lindo, pero muy lindo. Mi madre llorisqueaba por momentos, se reía en otros, una de mis hermanas del corazón, que la conoce lo suficiente, cuando la vio con los ojos mojados (y sí, tengo que aclarar que mi madre no llora, y menos en público), se sentó a su lado, tomó su mano y le preguntó "todo bien?", lo que permitió que mi madre se rearmara como para seguir con la fiesta.
Yo, durante todo el tiempo que dediqué a la organización sentí que mucho era para que yo festejara, teniendo tan presente el motivo de celebración, y "en verdad os digo", la pasé maravillosamente, me tomé todo el whisky que pude (aclarando, no el que el salón ofrecía, sino el que yo compré especialmente, que no es cuestión de beber cualquier cosa en una ocasión así), me bailé todo lo que se podía, y canté hasta lograr que el cantante dijera "miren la voz que proviene de esa mesa", no sé si tengo linda voz o estaba cantando tan fuerte que lo opacaba, ja ja ja.
Al final, nos fuimos, con una bolsa inmensa de regalos (y eso que ella no quería), los pies hechos un desastre (ambas) y con un cansancio enorme.
La pasamos lindo, abracé a muchas personas, recibí palabras hermosas de muchos de los presentes, y bueno, festejamos el primer aniversario del renacimiento de mi madre.

lunes, 19 de octubre de 2009

Carta de mi hermana a mi padre

Hola papá:

Hace mucho que no te escribo. No creas, no es que no quiera seguir comunicándome contigo. Pero me resulta difícil decirte lo mucho que me haces falta. A veces todavía me falta tu llamada diaria para preguntarme cómo estoy, qué hice el día de hoy, qué estoy leyendo o si fui al cine. Todavía... sí, todavía. Hace 10 años que te fuiste... que te terminaste de ir, en realidad. Pero todavía extraño ir contigo a la librería (al Ágora o a Gandhi), al cine (como cuando fuimos a ver "Las amargas lágrimas de Petra von Kant"), o ir a escucharte tocar jazz con el cuarteto.

Pero de eso sí hace más tiempo, mucho más tiempo. Ya hacía mucho que no tocabas música... tanto que te gustaba. El otro día escuché por la radio una versión de "St. James Infirmary" y no pude evitar cantar lo poco de la letra que aprendí. Pero también estás en la música clásica, tú con tus preguntas acerca del instrumento solista o tipo de ensemble, autor o por lo menos estilo del mismo.

Y hoy ya no te puedo contar lo que estoy haciendo, los libros que he leído últimamente (y no, no leo José Ingenieros). Tampoco te puedo decir cuánta falta me haces todos los días, cuánto extraño poder platicar contigo de tantas cosas, cuánto extraño mirar tus ojos saltarines y verdes mirándome mientras te miro. Tu sonrisa ya no la puedo ver... o quizá sólo en mi memoria.

Espero que estés bien, en donde sea que estés.

Ose shalom bimromav hu yaʻase shalom ʻalenu veʻal kol yisrael, veʼimru amen!

Tu hija Anny

p.d.: me olvidé decirte algo, pero igual lo has de saber: hace un año (casi exacto) que mamá tuvo un infarto pero está bien, se recuperó y va a festejar sus 80 pronto.

viernes, 9 de octubre de 2009

Sonido

Es así, el sonido del violín siempre me hizo emocionar, prácticamente cualquier tipo de música tocada en violín.
Fué por eso que quise aprender a tocarlo, y aún no logro volver a tenerlo en mis brazos.
Pero termino recién de escuchar nuevamente el tema de "La Lista de Schindler" tocado en violín por Itzhak Perlman, y ahora lo pongo de nuevo desde el principio, y por favor, díganme si no es lo más conmovedor que han escuchado.
Tiene esa mezcla de tristeza, fuerza, cariño y dulzura que evidentemente no cualquiera logra en un bichito tan sensible como es el violín, pero en serio, me hace soñar con que alguna vez volveré a tomar su cuello en mi mano izquierda y volveré a tratar de acariciarle las cuerdas con el arco, sólo por ver si alguna vez en la vida puedo lograr que una belleza de tanta fuerza sea hecha por mí.
A quien no lo haya escuchado, es simple:
y que lo disfruten...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Ultimo Día (un tropezón sí es caída)

Comenzamos el día de forma totalmente altruísta, ya que nos encantaron las naranjas, consideramos que tenemos que llevarles a ustedes para que también las prueben. Así que, preguntando por el mercado del pueblo, ciudad, pueblejo?, nos mandaron a una verdulería, donde sí nos orientaron a un mayorista, que tampoco es mercado, pero donde pudimos comprar un cajón de naranjas que ocupará su buen espacio en el baúl del ratoncito (el Ka).
Después de llenarnos de orgullo por nosotros mismos por tanta generosidad, y como hacía un frío de cagarse, a pesar de haber solcito, nos fuimos a las termas otra vez.
En esta ocasión también nos metimos en una carpa donde hay una pileta poco profunda, con "ducha escocesa", diríamos, con chorros fuertes que caen de arriba en forma de círculo en la pileta. Eso fue una experiencia existencial conmovedora, ya que te hacés automasajes al moverte bajo los chorros, que tienen una potencia importante.
Continuamos sentaditos en la otra terma que ya habíamos conocido, mientras mi socio leía el diario y yo - obstinadamente - continuaba con la corrección de la Tesis de Pablito.
Cuando decidimos que era buen momento para irnos, teniendo en cuenta que aún tenemos que hacer las valijas y cargar el auto, quien escribe fue al vestuario de mujeres a sacarse el traje de baño y vestirse. Ya sé que conocen mi agilidad y destreza de movimientos, por lo que no les sorprenderá que me fui al piso como una marmota. Sí, torcedura de tobillo y posibles múltiples moretones.
Desde afuera, al ver que entraban en el vestuario de mujeres el guardavidas y un médico, mi socio pensó "that's my wife!" (traducción: "esa es mi esposa"), o sea, a él le sorprendió tan poco como a muchos de ustedes que me conocen la torpeza.
Me hicieron un "vendaje compresivo", me sugirieron me ponga hielo en el tobillo y tome algún anti-inflamatorio. Obvio, sólo tomé el anti-inflamatorio. Pero estoy bien, ya está. No me iba a ir sin comprarme un pedazo de las termas, no?
De ahí a comprar los últimos regalitos, al super a comprar pan para la cena, a la estación de servicio a comprar cigarrillos, y a Alcatraz, donde mientras yo pasaba las correcciones hechas al documento digital, mi socio se dedicó a prender la salamandra - a la que sigue alimentando para nuestro gran placer.
Bueno, se terminó lo que se daba. Ahora tocará empezar a ver cómo empacamos, cenaremos y mañana agarraremos ruta con la esperanza de que al llegar, no encontremos el acceso norte cortado por los trabajadores de la ex-Terrabusi.
Gracias por seguirnos en toda la odisea, y mañana dormiremos en nuestra cama!!!v

domingo, 27 de septiembre de 2009

Domingo helado

Ya lo habíamos visto en el pronóstico, y fue verdad.
Frío, viento, horrible.
El plan era como el del otro día de frío: irse a las termas a disfrutar el único lugar que estaría calentito. Pero en vez de eso desayunamos y consideramos que volver a la cama no era mala idea, y que al final, quedarse en la cama también es estar de vacaciones.
Así que al sobre!!! Yo desperté a eso de las 13 hrs. y me puse a darle a la Tesis de Pablito (que había que empezar el día del perdón habiendo al menos terminado el marco teórico, che!).
Al rato despertó mi socio, y apareció con los pelos todos parados, divino, preguntando por qué no lo había despertado.
Bueno, entre café, naranja, barritas de cereal, mate, bizcochitos, fútbol en la TV, terminé mi asignatura pendiente, mi socio prendió la salamandra - una delicia - y cada vez que abre la puerta para traer más leña entra un fresquete que convence totalmente que lo mejor que podíamos hacer es lo que hicimos, o sea, quedarse adentro!!!!
No muy entretenido para ustedes, lectores constantes, pero bueno, la realidad también es así.
Verán que el plan de ir al templo en Basavilbaso quedó descartado totalmente ayer después de ver DE DIA la ruta, pensando en volver de noche, lloviendo posiblemente.
Yo pretendo en vez de ayunar, no fumar en este Iom Kipur. Espero lograrlo.
Aprovecho para pedir disculpas a todos aquellos lectores a quien pueda haber causado algún daño en este año que pasó, que se hayan visto agredidos o lastimados por mis ladridos (maullidos tendrían que ser, pero como vino el año, fueron más bien ladridos), a quien no le haya prestado la atención que se merece, a quien haya dejado de lado, y a quien haya ignorado, maltratado o intentado humillar.
Gracias, de antemano por sus disculpas.
Seguiremos mañana, día que incluirá hacer las valijas :(

sábado, 26 de septiembre de 2009

Anduvimos de históricos

Para compensar el día de ayer, que fue a las corridas - literalmente -, hoy decidimos hacer las cosas super tranqui y sólo ir a visitar el Palacio San José (35 kms aprox).

Despertamos temprano pero tranquilos, sólo temprano como para no quedarnos sin desayunar, lo que hicimos apaciblemente sentados en el porche, que ya es una institución, y nos encantaría hacerlo todos los días en casa.

Nos bañamos, vestimos, preparamos equipo de mate, bizcochitos, y hoy agregamos las maravillosas naranjas entrerrianas, y agarramos ruta, rumbeando despacito para ir a visitar lo que fue la casa de Justo José de Urquiza (el Yaya, dice mi socio).

La ruta que hay que tomar, y que es la misma que va a Basavilbaso esta hecha concha (disculpen lo elegante del término), pero también está en arreglo en algunas partes, donde al comenzar está parado un pobre tipo al sol, con una bandera y un handy, y te dice si frenas o seguís por un solo carril; en algún momento, cuando ya han pasado varios autos y camiones, el que está del otro lado da el paso en sentido inverso, muy seguro, como podrán ustedes imaginar.

A qué no saben qué nos pasó? Sí, señor, señora, tiene razón, nos perdimos. A ver, entendámonos, el lugar está señalizado, teníamos por escrito Ruta 39 Km 128. Sin embargo, en un momento, afortunadamente, mi socio toma el mapa rutero y compara con la población que estamos pasando y dice "me parece que nos pasamos....". Salimos en una estación de servicio, donde nos enteramos que sólo nos pasamos 10 kms. Que debíamos volver, y donde está el cartel indicador, dar vuelta a la izquierda, que es el único camino pavimentado que hay en la zona, aparte de la ruta.

("pero cómo no lo vimos?" pregunta ahora mi socio, "en serio te lo digo". Ni idea, lo nuestro es perderse nomás, se ve que eso nos sale bárbaro)

Encontramos la salida, entramos, y se presentó ante nosotros la casa donde queremos vivir, esperamos que próximamente esté en venta. Además de que tiene su capilla propia, habitaciones para huéspedes comunes y para huéspedes importantes, a ver, resulta tan difícil de explicar lo magnífico del lugar, que hoy sí que van muchas fotos. Así que pasen ustedes a lo que algún día será nuestro hogar.








Bueno, despues de carcomernos de envidia bastante, y de tomar 4 mil fotos, nos volvimos silbando bajito, derechito hasta el puerto de Colón, a tomar un café (mi socio) una cerveza (myself), un tostadito en pan artesanal (mi socio) y chipacitos (myself).

Después no sé si nos olvidamos que era sábado o qué, pero quisimos hacer lavar el auto. JA JA JA. A ver porteños, dónde creen que están? Así que de vuelta a Alcatraz, luego de haber averiguado dónde cenaremos pescado hoy, lavamos un poquito de ropa (sólo porque mi socio decía que yo había comprado el jabón en un arrebato de buenas intenciones), y necia ella de entendederas, y como no queremos que el nene que cumplió años (60 mil), digamos kms. llegue al día del Perdón sucio, pues me puse a lavarlo, contra opinión de mi socio, santo varón, que terminó ayudándome.

Y acá estamos, hemos decidido que no vamos nada al templo mañana, que nos vamos a las termas, que ahí se descansa super y puedo también avanzar con la lectura de la tesis de Pablito - entre zambullida y zambullida - y que efectivamente, como la cuenta nos da a nuestro favor, y Dios nos sale debiendo, como corresponde a buenos judíos que somos, lo perdonamos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Concordia o Discordia

Primero que nada, hoy festejamos que el ratoncito (el Ka) cumplió sus 60 mil kms. Feliz cumple cantado con respectiva foto, debemos comenzar el relato de hoy partiendo de anoche.


El plan para hoy estaba centrado en ir a Concordia (125 kms desde Colón), para ir a visitar el Museo Judío que se inauguró el año pasado. Revisando nuestros documentos e información de la zona, encontramos que tal Museo cierra (los días que abre, obvio) a las 12.30 y no vuelve a abrir a la tarde. Habíamos coincidido en que no estábamos de vacaciones para andar corriendo y que si llegábamos, ok, y sino, ok igual.

A pesar de ello, quien escribe debe hacerse cargo de que en algún momento se enganchó en la locura de que llegaríamos sí o sí. Así que según palabras de mi socio, me transformé en la versión femenina de Meteoro, y meta pata MAL, mirando el reloj y el velocímetro en simultáneo, pasando autos a lo bestia, hasta que en el peaje de entrada a Concordia asumí la derrota, a pesar de saber que había hecho todo lo que pude.

Ok, esto no es gratis, digo, comenzando por el estado de la ruta, y para eso va foto ampliamente ilustrativa (que recomendamos hacer clic en ella para ver lo que el cartel dice), si bien la adrenalina de la ruta puede ser para mí un placer, para mi socio significó llegar a Concordia con el estómago revuelto de la mala sangre que se hizo en el camino.


Bueno, llegamos a la ciudad, al centro, y al museo cerrado. El auto lo metimos en un estacionamiento, ya que acá no está Macri, pero en todos lados dice "estacionamiento medido" y hay signos de grúas y cepos. Y nos dedicamos a caminar.


A algunos que me conocen mucho, no les sorprenderá que entramos al mercadito de ropa, donde logré que mi socio se compre un jean, y yo encontre LAS BOMBACHAS DE KOSIUKO!!!! las que compraba en el Chaco y que ya se estaban poniendo tan viejas que no sabía qué bombachas usar!!!! (disculpen el detalle de Chica Cosmo).


Caminamos, hicimos fotos de edificios antiguos, caminamos, encontramos un cajero automático, caminamos, nos tomamos un café y una cerveza para poder ir al baño en algún lado, caminamos, mientras los Entrerrianos dormían la siesta, para gran desconcierto y envidia por parte de dos porteños pasados de stress.


No creemos que les interesen mucho las fotos de casas viejas, pero de esas tenemos un montón.


Terminó el horario de la siesta y compramos: una churrera, una pala para servir canelones, y un cuarto de kilo de chipá. (vaya turistas extraños, no?)


Fuimos por el auto, pedimos al playero que nos dejara usar el baño (que le vamo a hacé) y luego amablemente nos indicó cómo llegar a la costanera, donde tomamos mate con chipacitos y luego a cargar nafta para emprender la vuelta.


Justo en la salida de Concordia, sobre la ruta, había un puesto donde un hombre mayor vendía naranjas. Acierto absoluto, paramos y compramos una bolsa de 15 naranjas de ombligo y una bolsita de kinotos. Las naranjas están fabulosas, excelsas, divinas, dulces y jugosas y enormes (apunta mi socio). Intentaremos llenar el baúl de naranjas cuando volvamos, así compartimos con ustedes, lectores asiduos.


En el camino nos agarró el anochecer, con unas puestas de sol maravillosas, poco tráfico de camiones y un ánimo de manejo más apacible.
Llegamos a Colón, donde nos dimos cuenta que es la primera vez que vemos la ciudad de noche. Fuimos al super, a comprar unas paltas y unos tomates para los sandwiches que nos haremos con el pan con nuez pecan, y decidimos que: mañana haremos la visita al Palacio San José, y si lo logramos, comeremos pescado.
Por otro lado, como está pronosticado lluvia para el domingo, también decidimos que si está lluvioso, sorry dios, no iremos al templo a Basavilbaso, sino que nos iremos a las termas de acá de Colón, a purificarnos. (Si al final, el año este que terminó fue una cagada tras otra, un golpe detrás del otro, así que como decía el cuento del Rabino Jasídico, si hacemos cuentas de este año con dios, nos sale debiendo).
Buenas noches gente, y nos actualizaremos mañana al volver.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Casi casi Greenpeace o mejor dicho Green Peace

Hoy volvió el sol y subió un poco la temperatura (menos la de la ducha, que aún con el calefón al mango, llegaba a estar "fresca").

Así que día de ruta de nuevo. Primero que nada, a piquete derecho, en búsqueda de la "boutique de la nuez pecan". Ahí nos dieron a probar - obviamente - nueces pecan, al natural, con chocolate, con sal, acaramenladas, licor de pecan, todo excelso. Mientras, nosotros mirábamos y mirábamos y nos queríamos comprar TODO.

Bueno, el licor de pecan se vino con nosotros, así como un pan artesanal con nueces (pecan, obvio. Les dijimos que se llama "la boutique del pecan"?). Como era un poco temprano para aprovechar el "patio cervecero", quedamos en volver cuando ya rumbeáramos para Alcatraz.

Avanzando, cruzamos San José, que curiosamente, pero consistentes con nosotros mismos, nos perdimos, exactamente igual en el mismo lugar de San José. La diferencia es que esta vez recordamos las indicaciones recibidas la vez pasada, o sea, llegar hasta el hospital (del que tomamos fotos para Ioni, para que venga a trabajar a un hospital de pueblejo - es broma Io), ahí a la izquierda, hasta que volvés a pavimento, ahí a la derecha y eso te saca a la ruta 14.

Sin apuro y tranquilitos, cantando temas de los 50's y 60's, llegamos al Parque Nacional el Palmar. (Silvia, no sé cuándo viniste vos, pero no hay 4 palmeras locas, son 4004, 4 adelante y como 4 mil atrás).

Ok, no son las Cataratas del Iguazú ni el Parque Nacional de Los Alerces, pero fue tan agradable ir con el auto a velocidad que no exceda los 40 kms/hr, sin música, y con las ventanas abiertas, escuchando cada tanto algún ave, totalmente relajante.

Nos llegamos hasta un punto de avistaje llamado La Glorieta, y ahí bajamos a hacer la caminata de un sendero. Difícil explicar la sensación, pero cuando uno viene con tanto tanto TANTO stress, esto es una delicia. Callados, mirando, si hablábamos era en susurros, tomamos algunas fotos. Genial.

Luego seguimos hasta el camping que queda al lado del río, donde se ve muy cerca la costa de Uruguay. Ahí nos sentamos, preparamos el mate, sacamos la bolsa de bizcochitos, barritas de cereal y galletitas, y nos pusimos a descansar de todo el cansancio del día, mientras tuvimos una de estos "debates culturales" que suelen ser los domingos a la mañana en la cama, pero hoy, ni era la cama, ni era domingo. Sin embargo, analizamos profunda y profusamente las modalidades de adhesión o participación de los estudiantes universitarios en los movimientos políticos obreros o campesinos en diferentes países (no piensen que es una joda, por dios, estuvimos más de una hora con el tema, y con el mate, que es su versión "al vesre").

Salimos de ahí, totalmente renovados, involucrados con la naturaleza y seguimos hasta Ubajay. De este lugar teníamos dos enfoques:
1. La detallada descripción de a dónde debíamos ir y a quién debíamos saludar de parte del Dr. Mandel, oriundo de esta localidad.
2. La de Grace, quien dice que Ubajay son 2 cuadras y punto (ok, ok, no es Los Angeles, pero tiene un poco más de 2 cuadras)

Vale decir que la entrada es medio compleja ya que están en obra en la ruta 14 (como 500 mts. pero justo en la entrada del pueblo, mi socio apunta, o sea, del tamaño del pueblo), y ahí vimos un cartel (disculpen que no tenemos la foto) que decía, "maneje despacio, en Ubajay no nos sobran habitantes", muy ocurrente).

Bueno, encontramos el museo, que es la vieja estación de ferrocarril. El encargado del museo se ocupó de darnos MUCHA bola - debe estar más aburrido que los leones del zoológico - pero muy amable.

Nos contó un detalle interesantísimo: en 1992 pasó el último tren y se recibió la orden de cerrar la estación y enviar a Capital los elementos y documentación de la misma. Pero el Jefe de la Estación no sólo sigue viviendo ahí, sino que al recibir esa instrucción, solicitó le fuera enviada por escrito, y el escrito nunca llegó, así que no mandó NADA.

Una de las habitaciones del museo está dedicado a los pobladores judíos de la zona, con artículos, objetos, cuadros, fotografías y el trazado de división de tierras de lo que fueran las colonias Yatay y Palmar, con los nombres de cada uno de los propietarios. La otra es la Jefatura de la Estación tal como estaba el último día que funcionó.

Detalle divino: se nos unió un chico, un "gurí", en nuestra "recorrida" y charla con el Encargado del museo, quien, cuando le preguntamos si era divertido vivir en Ubajay, nos repreguntó cuántas veces habíamos sido asaltados (es toda una respuesta, no?)

Dejando atrás el museo, fuimos a la búsqueda de la biblioteca, ya que debíamos enviar saludos a una persona allá de parte del Dr. Mandel, y nos mandaron enfrente a una casa IM-PRE-SIO-NAN-TE, sobre todo para estar ubicada en este pueblito, que es donde esta persona vive, pero que no estaba. Dejamos los saludos, y pegamos la vuelta.

Ahí sí, volvimos derechito al parque cervecero, nos tomamos una artesanal roja con una picadita y vuelta a Alcatraz, a donde llegamos anocheciendo, a prender la salamandra y a cumplir con ustedes devotos seguidores de nuestras aventuras.

Seguiremos mañana...







miércoles, 23 de septiembre de 2009

Miércoles Termales

Bueno, para seguir con los días de frío, y con amenazantes nubes oscuras, se me ocurrió que sería buena idea ir a las termas - con ceño fruncido en gesto de duda por parte de mi socio. Pero considerando que sería el único lugar donde no tendríamos frío, terminó por aceptar.

Nos perdimos un poquito (no mucho, en serio), y llegamos a las termas. Es necesario aclarar que ninguno de los dos había estado nunca en una terma, así que llegamos al puesto de entrada preguntando hasta: "y acá qué se hace?".

Una de las piletas está maravillosamente techada, alquilamos reposeras y una mesa, nos informaron que si bien está prohibido tomar mate en las zonas de piletas, dada la poca concurrencia y el mucho frío exterior seguramente nadie nos diría nada.

Así que entramos con cara de pueblerinos, nos instalamos, nos quedamos en traje de baño, y siguiendo las instrucciones, nos dimos una ducha antes de entrar a la pileta.

Hasta ahí, nada parecía ni especial ni maravilloso, hasta el momento en que comenzamos a bajar la resbalosa escalerita hacia un agua espectacularmente calentita (37°C).

Sin exagerar, afirmo que ahí el día cambió para mi socio. Lo que parecía que iba a ser una tortura resultó un placer espléndido. Cumpliendo las indicaciones (hoy estuvimos muy obedientes, parece), a los 15 o 20 minutos, salimos del agua, nos sentamos, y así, alternando agua con sillas y mate, ah, y salidas al frío a fumar, pasamos desde las 11 aprox. hasta las 17 aprox. en el lugar más cálido de la ciudad de Colón.

Mi socio leía su novela, yo continuaba con la revisión de la Tesis de Pablito, y cada tanto, zaz! al agua pato!

En un momento vimos todos (las 6 personas que habíamos allí, incluido el bañero - guardavida dice mi socio, que hay que ahogarse en una terma!!), que entraba un micro lleno de chicos. El bañero-guardavida se nos acerca y dice "se terminó la paz". Efectivamente, entraron como 30 chicos, varones y nenas, que a los gritos y empujones - como corresponde que para eso uno es chico - llegaron, se cambiaron, se metieron al agua, gritaron todo el tiempo, TODO EL TIEMPO, hasta que no sabemos qué sucedió, alguien dijo "chicos, vamos", y tras pasar hooooraaaas en los baños, se fueron. Y como los animales del zoo cuando se va el público, respiramos profundo y no nos fuimos a Madagascar, sino que volvimos al agua (susurrando "quiero mover el bote" nótese el nivel de la bibliografía).


Bueno, último chapuzón, secarse, vestirse, devolver el equipo, y al super a comprar ketchup para los panchos que cenaremos hoy (realmente los chicos parecemos nosotros hoy, no?).


En Alcatraz se sentía un frío tremendo, así que mi socio se tomó el trabajo de prender la salamandra (ahora sí, púdranse de envidia), mientras yo enjuagaba los trajes de baño, y acá estamos, todavía sin cenar, pero con el plan de calentar los pancitos en la salamandra.....


Quizá mañana sea más movido, lo de hoy fue un justo descanso por el laburo del día anterior, del mes anterior, del año anterior, dice mi socio, yo digo hedonismo puro.


("Qué mal que viven los pobres" y "lo mal que se vive y lo bien que se está")

martes, 22 de septiembre de 2009

Martes de Colonias y Lluvia

Prolijamente, como corresponde, habíamos imprimido el pronóstico del tiempo de weather.com, donde decía que hoy iba a hacer frío, pero totalmente despejado. Igual, consideramos que si hacía frío no era un día para ir a las termas, así que decidimos hacer la ruta de las Colonias Judías.

Munidos con: el mapa rutero, los datos que nos dieron en la Oficina de Turismo, y los apuntes que tan amablemente el Dr. Mandel (Haedense, oriundo de Ubajay) nos hizo sobre los lugares y qué había para ver en cada uno, decidimos que ese era EL PLAN para el día de hoy.

Aclaremos que antes de eso, ya había hablado con American Express - por cuestiones de pagos y pases de dinero de una tarjeta a otra (que de vacaciones, no?); con Pablito, que cariñosamente considera que yo co-dirijo su tesis doctoral, así que anoche me había quedado corrigiendo una parte de ella (y probablemente hoy o mañana continúe con ello); y con el Encargado de Alcatraz, básicamente porque el control remoto de la TV no anda (no que nos pasemos el día o la noche mirando tele, sólo pa joder, vió?) y porque el coso de colgar los champúes en la ducha está roto, y bueno, las cosas amenazan caerse cuando uno se baña.

Así las cosas, preparamos equipo de mate, galletitas, etc. y salimos a la ruta.

Cruzamos San José (ya vimos dónde está la "boutique de la nuez pecan"), y Villa Elisa, no paramos en ninguno de los lugares, pero no sólo no paramos, sino que nos perdimos - como corresponde - y más aún, no recordamos en cuál de los dos nos perdimos.

Nos orientaron, seguimos viaje, y tomamos el ripio a Ing. Sajaroff. "Antigua Edificación que sólo responde al nombre de Pueblo debido a que cuenta con Escuela". Muchos perros, muchos chicos, y ya amenazando lluvia, y con bastante frío, la Sinagoga del lugar convenientemente cerrada con candado (como corresponde, si va a estar cerrada, no?), pero que ameritó foto.

Siguiendo por el mismo ripio, llegamos a Carmel, que no es un pueblo, está sólo el cementerio. Algunas tumbas MUY antiguas, otras que se ve que siguen siendo visitadas, y bueno, pasando a lo mundano, nosotros moríamos por un baño, que por suerte había, y que al encontrarlo descubrimos que había una señora a cargo del cementerio (en la oscuridad de una pieza, tomando mate). Muy amablemente, nos acercó un balde de agua de la bomba manual para que tiremos luego de usar el baño, nos dijo que quizá no lloviera, si el frío aumentaba, y nos preguntó si no pensábamos dejar una donación para el cementerio, así que le dimos unos pocos mangos y pegamos la vuelta.

Pegamos la vuelta, en serio, ya que recorrimos todo ese tramo de ripio, cruzamos la ruta, y seguimos hasta Villa Clara. Ahí lo único que hicimos, fue sacarle una foto a la fachada del templo y entrar a verlo, ya que más allá del pronóstico de la Señora de Carmel, hacía un frío de cagarse y además, llovía.

Ahí, aún cuando lo planeado era volver sobre nuestros pasos, mi socio tuvo la genialidad de encontrar en el mapa rutero la posibilidad de seguir adelante y encontrarse con una ruta pavimentada, que nos llevaría a Villaguay. En Villaguay, y dado el clima descripto, primero que nada, preguntamos cómo llegar al ripio que pasa por Domínguez y llega hasta Basavilbaso (aprox. 70 kms.), y recibimos la respuesta de que si llovía, mmmm, pero no está anunciado lluvia.... Hecho ésto, nos estacionamos en la plaza central, nos tomamos unos mates con bizcochitos, y nos animamos al ripio (resultó que sí llovía).

Ripio, algún camión, alguna parte desafiante para quien conduce, nada grave, y: Domínguez. A la entrada hay un galpón con el techo derruido que no sabemos por qué motivo extraño hace acordar a Treblinka. Nada, seguimos, hasta llegar a lo que pensamos que era el centro, mi socio - valiente - se bajó y miró el plano municipal bajo la lluvia, y ahí entonces pudimos ver el Galpón de los Inmigrantes, el Hospital Yarcho - fundado por el médico del mismo nombre - unas fotos, y vuelta al ripio.
Ahí estuvo un poco más entretenido, ya que había partes en supuesta "construcción" y que en realidad parecía en "destrucción", y que no nos quedamos en el barro gracias a los camiones que nos precedían y mostraban la huella firme.

Finalmente llegamos a Basavilbaso, con un frío tal, que realmente no teníamos ganas de ver nada. Pero nuestra espriritualidad nos salvó, ya que, puestos en encontrar el templo donde podremos ir al inicio del Día del Perdón, logramos nuestro cometido, charlamos con el hombre que estaba a cargo, y CHAN, al comenzar a irnos, nos percatamos que teníamos una rueda pinchada, je je.... grrrr

En este caso, vale decir Gracias a Dios, porque si no buscábamos la sinagoga, si no bajábamos a preguntar, etc. nos hubiéramos dado cuenta de la rueda a la mitad de la ruta y bajo la lluvia. Pero a 2 cuadras había una gomería. Ahí sacaron la rueda, la revisaron, le encontraron tamaño clavo, y la arreglaron.
La siguiente cuestión, no sólo era cómo miércoles llegar a la ruta que nos trajera a Alcatraz, sino también saber cómo es que viajaremos a Basavilbaso para ir al Templo. Ok, sin mayores complicaciones, hasta el cruce con la ruta que lleva a Colón en vez de entrar en Concepción del Uruguay, cosa que como se imaginan, sucedió.
Vuelta, ruta, Alcatraz.
Y bueno, ahora preparándonos para que mi socio cocine unos maravillosos fideos con tuco (debo recordarles que hace frío y llueve?), y luego nos iremos a la camuchi. (Dan un poco de ganas de mandar un mail a weather.com para insultarlos, pero bueh).
Seguiremos mañana, quizá con las Termas de Colón - tal vez, opina mi socio -. o con los termos dice.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Día Hedonista 1 (city tour)

Ok, nos amaneció el día, y siguiendo las exóticas instrucciones recibidas el día anterior, corrimos las cortinas, y en cuestión de 20 min. aprox. nos encontrábamos disfrutando del desayuno en el porche, como apreciarán en la foto.

El lugar (Alcatraz) realmente es lindo, agradable y muuuy tranquilo. Entre el desayuno y bañarnos, etc. revisamos el pronóstico del tiempo que prolijamente nos habíamos bajado de weather.com, y decidimos hacer el City Tour, comenzando, como corresponde, por la Oficina de Turismo, que por cierto, es un edificio histórico frente al río.

Caminamos un poco por esa zona, que es donde está la mayoría de los edificios históricos, incluida una casa que estamos pensando en comprar, y luego nos acercamos más al centro, a seguir caminando y mirando la ciudad (y los precios de comida).

Continuamos por las plazas, que también merecen su comentario, como por ejemplo un "mojón de la amistad", que dice haber sido instalado en el año 99, y que contiene documentación que debe ser abierta por los habitantes de Colón en el año 2050 (mirá vos...)

A destacar, las azaleas dobles florecidas preciosas, los carísimos precios de TODO, y el hecho de que a las 12.30 del mediodía, suena la campana (literalmente, la de la iglesia) y todo el mundo sale rajando a dormir la siesta. Digamos que hasta las 4 de la tarde, ni el loro (not even the parrot). Lo que aprovechamos para ir al super (el que sí está abierto) y comprar spray para matar a nuestras indeseadas mascotas con alas.

De ahí, cruzando el parque en el que se estaban concentrando TODOS los jóvenes de la ciudad, con intenciones alcohólicas evidentes, nos encontramos con un sitio frente al río, donde tomar unos matienzos, y un poco de sol, que con nuestro color verde pálido amenazó con convertirnos en langostas, así que luego de ello, nos volvimos a Alcatraz a iniciar la cacería de las moscas y planear la ruta del día de mañana a las Colonias Judías. (cabe destacar que en la Oficina de Turismo nos enseñaron que "judío" no es una mala palabra, más allá de que el único judío que hay en Colón, aparentemente nació católico, se volvió evangélico y luego se convirtió al judaísmo, y para colmo es uruguayo)

No se piensen que acá termina nuestra tortura, no señor, nos fuimos al Sótano de los Quesos a mironear, degustar y comprar (poco por ahora) quesitos, licorcitos, escabeches, y esos yuyos, lo que culminó en una tabla de todo eso, regado con cerveza artesanal roja, café y vuelta a Alcatraz porque sino, volcamos por ahí, y realmente no es cuestión... (así que volcaremos por acá).