Haciendo 36 grados (o algo cercano), un sol aplastante, ví un perro callejero que rengueaba algo de su pata trasera izquierda, digo algo, porque luego al verlo caminar, por momentos la apoyaba y por momentos no.
Se detuvo a la sombra de un árbol, miró para un lado y para el otro, y luego arrancó al trotecito.
Pero sólo hasta la siguiente sombra de árbol, donde hizo otra pausa y luego a la siguiente...
Así, hasta que dió vuelta a la esquina.
Estaría caliente el piso, digo yo....
No hay comentarios:
Publicar un comentario