miércoles, 29 de abril de 2009

de monstruos y abismos

Y sí, al final era de Nietzsche la frase: "Quien lucha con monstruos debe cuidarse de no convertirse en monstruo. Y quien mira dentro del abismo por mucho tiempo, el abismo termina por mirar dentro de él".

Y sí, será que hay momentos en que pierdo mi centro y quien manda es el monstruo que se me ha formado, y quien me dirige es el abismo que me llena, me inunda y me marea.

A modo de intentar parecer inimputable, trataré de justificarme diciendo que 6 meses de terapias intensivas, entrando y saliendo, que estar viendo cada 2 o 3 días que mi madre podría morirse en cualquier momento, y sólo eso, quiero decir, SOLO ESO, digo pasarme 6 meses de SOLO eso, podríamos pensar que, en términos de Durkheim, eso "dessocializa", eso provoca que las reacciones de uno pasen a un plano diferente al del resto de los mortales.

A modo de intentar echarle la culpa a los demás, puedo intentar decir que durante esos 6 meses, ninguno de aquéllos con quienes me crucé MAL después, estuvo cerca durante, ni me llamó, ni se interesó por lo que yo estaba viviendo, sintiendo, sufriendo. Puedo también decir, que en la velocidad a la cual yo volví no era la del resto del mundo, lo cual es absolutamente lógico.

Ahora, si salimos de la lógica, y siguiendo a Silvia, y no a los pelotudos que me sugirieron hiciera una autocrítica frente a ellos (como cuando me iba de casa y en el colegio el director y el psicólogo pretendían que yo hablara con mi madre frente a ellos, JA), qué es lo que hago para terminar metida en enredos de este tamaño, con sentimientos tan cruzados como los que tengo, con tanta bronca, tanto dolor, tanto sentimiento de abandono y de injusticia hacia mí, ah.... qué es lo que hago, y peor aún, por qué y para qué lo hago.... eso es difícil de entender.

Que me jode tener el don y la maldición de Casandra, sin duda. Que como dice mi socio, que quien grita "el emperador está desnudo" sigue vivo sólo porque es un niño, y por lo tanto es inimputable.

Ok, esto llevaría a que yo me meto en estas circunstancias casi conciente y voluntariamente. Con qué objetivo? ese otra vez es otro precio. Autodestrucción dicen unos. Yo tengo una sensación de que no sé despedirme, y entonces tiendo a pelearme para separarme, sobre todo cuando estoy muy pegoteada.
Pero, por qué podría yo querer despedirme ahora? Si yo no me quería ir. O sí?

martes, 14 de abril de 2009

NO JUEGO MAS!!!!

Ta bien, no sé si se llama stress, como algunos creen. No sé si es el efecto de pasarme tanto tiempo en salas de espera de terapias intensivas, donde lo único que hay es la posta, la espera de la muerte o de la vida, y nada más en el medio, no hay mentira piadosa que valga, no hay palabra de aliento, si acaso, una caricia, una sonrisa, una lágrima compartida.
No sé.
Lo que sé es que aquí-ahora (esto significa que no sé que va a pasar mañana, pero ni debería aclararlo, eso es siempre, y ustedes ya deberían saberlo) no tengo ni la más remota idea de para dónde voy, hacia dónde me lleva este proceso de reacomodamiento - que a como estaba antes seguro que no. Pero sí tengo la certeza de que no tengo una pizca de disposición de jugar ningún juego estúpido.
No quiero más. No juego más. No quiero para mi vida estas "pequeñas" farsas a las que nos acostumbramos y luego pensamos que son la interacción social. NO ES ASI!!!
Tengo un ataque de hiperrealidad, le veo a todos las máscaras y no se las tolero. Quieren jugar sus personajes? Háganlo, pero no conmigo. No porque yo ya lo superé, sino porque no tengo ganas de participar avalando personajes estúpidos que los demás creen que SON su persona, su identidad.
Si al mismo Jugador de Ajedrez lo enredaron y le hacen leer el diario de Irigoyen, y él tiene ganas de jugar también ese juego, realmente, pero en serio, realmente, es su problema.
Yo no juego más. Para nadie. Con nadie. No es amargura, no es resentimiento. No quiero gastar mi tiempo ni mi vida en pelotudeces.
Sé que suena a bronca. No lo es. Es sólo otro ejercicio de libertad. Y sí, para quien intenta imponerme su juego y su mascarada, puede ser que mi ejercicio de libertad le resulte una agresión, quizá defensiva, quizá lo interprete en función de mi carga de stress. Por dios - si existe - que no me importa un pito.
No sé qué harán los demás con sus vidas. Yo no sé cuánto tiempo me va a durar la mía. Lo que sí sé hoy es que si se termina mañana no quiero llegar a ese momento diciendo "y si hubiera sido más auténtica?", "y si hubiera sido más fiel a mis convicciones?".
Así que estimados, lamento si lastimo a alguien. No, me equivoco, no lamento nada. Les explico solamente. Así estoy. Si me quieren, acerquense de frente, con verdad, dejen las poses, las fachadas, las mentiras y las vueltas de lado, y charlemos, abracémonos, lloremos juntos, si es necesario. Putéemonos si hace falta, pero no me mientan más. Porque me doy cuenta. Y ahí, ahí es donde me levanto y me voy.